El borrascoso viaje a Marruecos de dos militantes gays
Varios diarios acusan al embajador español de "injerencia" por recibirlos
Paco Ramírez, secretario de organización de Colegas, y Samir Bargachi, coordinador de relaciones internacionales de esa asociación que reagrupa a gays y lesbianas de toda España, efectuaron a principios de mes un primer viaje de "sensibilización" a Marruecos que acabó en agria polémica con los islamistas y la prensa que les es afín.
"Nuestro objetivo era tratar de hacer evolucionar las mentalidades para que los homosexuales dejemos de ser considerados como apestados, para que no se confunda homosexualidad y pedofilia", explica Samir Bargachi, marroquí de 22 años, que desde España anima también Kifkif (De igual a igual), una asociación de apoyo a sus compatriotas gays.
En Marruecos, como en casi todos los países musulmanes, la homosexualidad es un delito y el artículo 489 del Código Penal prevé entre seis meses y tres años de cárcel y una multa de entre 11 y 110 euros. Aunque ha habido alguna que otra redada contra los gays, en 2004 y 2007, la sanción penal no se ha aplicado.
Los dos responsables de Colegas se reunieron con discreción con pequeños colectivos gays no reconocidos legalmente, con algunos diplomáticos -incluido el embajador de España, Luis Planas- y cooperantes, con los responsables del Instituto Cervantes y con un par de ONG de derechos humanos. Les recibió Khadija Ryadi, la presidenta de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, la más activa del país. Les anunció que emprenderá una campaña a favor de la despenalización de la homosexualidad.
"Pero las cosas se liaron", según reconoce el propio Bargachi, cuando él aceptó dar, por primera vez, una entrevista a un diario revelando su homosexualidad y la gira que efectuaba con Paco Ramírez. Eligió As Sabah, un periódico de Casablanca en cuya buena fe confiaba, "pero que manipuló las declaraciones" y "utilizó sin permiso fotos" sacadas de una red social en Internet.
Al Massae, el principal rotativo marroquí, denunció entonces la "inaceptable intromisión" de la diplomacia española que apoya a unos gays fuera de la ley en Marruecos. "Injerencia española" fue el titular de portada de Le Soir justo encima de una foto del embajador de España con los dos militantes gays.
Como era de prever, los islamistas fueron los más vehementes. En At Tajdid, el periódico afín al Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD), primera fuerza de oposición en el Parlamento, un abogado anunció que denunciaría a Bargachi por hacer la apología de un delito. El Consejo Superior de los Oulemas (sabios del islam) de la región de Oujda emitió una fetua (edicto islámico) instando al "Estado marroquí a desarrollar una política firme de lucha contra ese tipo de desviaciones".
Pese a todo, Bargachi cree que "la situación de los homosexuales marroquíes ha mejorado algo estos últimos años". "Hoy, la prensa, excepto la que es afín a los islamistas, no nos trata ya de enfermos" a los que hay que corregir, comenta en una entrevista publicada anteayer por el semanario independiente y laico de Casablanca Tel Quel. "Si nos comparamos con Egipto, Arabia Saudí o Yemen deberíamos estar contentos".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.