Coyuntura y estructura
Las elecciones del pasado domingo muestran las dificultades de maniobra política en coyunturas como las actuales. Predomina la sensación de que pronto nada será igual, pero por ahora todo sigue tozudamente igual. Las elecciones en Estados Unidos tuvieron la ventaja de que fueron planteadas por los demócratas en general y por Obama en particular, tras la paliza dialéctica que supusieron las primarias, en clave final de época. Y por tanto, el agravamiento de la situación económica en plena campaña reforzó ese entrecruzamiento de coyuntura política electoral y replanteamiento estructural de la política estadounidense tras el traumático periodo Bush. De esta manera, la presentación el presupuesto de la Administración de Obama ha supuesto la confirmación de que se quieren poner en marcha nuevas políticas, con nuevos rostros, con nuevas prioridades, y al mismo tiempo se dan gestos (Kerry en Gaza y Siria, relajación de los viajes a Cuba...) que apuntan a que se quiere aprovechar la coyuntura para modificar la estructura. En España la coyuntura pone en gran tensión las costuras obsoletas de una realidad estructural que no nos sirve para mirar al futuro con un mínimo de confianza. La combinación de ladrillo, turismo low cost, deficiencias estructurales de la educación de adultos y jóvenes, población envejecida y endeudamiento familiar muy por encima de lo que sería conveniente no permite albergar grandes esperanzas. Estamos, como país, en los primeros lugares del mundo en número de desempleados y en los últimos lugares de long life learning en Europa, pero seguimos hablando de "sociedad del conocimiento". Los sindicatos concentran su afiliación en los sectores productivos tradicionalmente más estables y presentan bajísimos niveles de presencia en aquellos sectores más precarizados y con mayor presencia de jóvenes e inmigrantes. Las estructuras familiares se tambalean y la crisis del cuidado y la atención a niños y mayores va adquiriendo tintes significativos de gravedad. En todo el mundo se apunta a la combinación de renovación económica y sensibilidad ambiental como una apuesta sólida de futuro. Aquí, las organizaciones ecologistas muestran su rechazo a una política ambiental que no ha hecho más que empeorar tras el último cambio de gobierno. Los países que mejor resisten la crisis hace años que apuntalaron y reforzaron sus gobiernos locales. Aquí les premiamos con la lotería de los "8.000 millones", pero les seguimos considerando una Administración periférica y marginal.
La credibilidad de Zapatero, su capacidad de jugar con tiempos y promesas, va agotándose
En Galicia ha ganado el Partido Popular. La coyuntura política le ha favorecido. ¿Podemos esperar cambios significativos en los problemas estructurales que afectan a la sociedad gallega o el propio triunfo de Núñez Feijóo, construido en un pacto de intereses y líderes territoriales tradicionales, tiene límites muy claros? En el País Vasco, la coyuntura ha favorecido a un PNV que ha jugado con inteligencia la baza de su peculiaridad económica, que le ha permitido hasta ahora amortiguar notablemente los efectos de la crisis. Pero la modificación del mapa político (ruptura con EA, ilegalización de D3M, hundimiento de EB...) le ha dejado en manos de una alternativa política que puede gobernar a costa de no saber para qué gobierna. Los socialistas vascos, en caso de llegar a Ajuria Enea, pueden experimentar el vértigo de disponer coyunturalmente del poder político y no disponer de instrumentos adecuados para diseñar e implementar políticas que mejoren y proyecten hacia el futuro los buenos mimbres estructurales de la realidad vasca. El 10% de votos nulos y votos en blanco que han recogido las urnas, el otro 10% de votos de Aralar y EA, y los excelentes resultados del PNV, no apuntan a cambios muy significativos en la realidad estructural del sistema político vasco. Las palabras de Rajoy de ayer mismo apuntan a que Patxi López puede aspirar legítimamente a la lehendakaritza, pero condiciona ese apoyo a un "cambio en las políticas", y no sólo a un cambio en el liderazgo político. ¿Es ello compatible con la campaña antifrentista y de apertura política que ha expresado López en la campaña?
Necesitamos cambios estructurales y no simples procesos de "quítate tú para ponerme yo". La credibilidad de Zapatero, su capacidad de jugar con tiempos y promesas, e ir transitando de incendio en incendio, va agotándose. Y la coyuntura política no le favorece. Sigue sin resolver los temas de financiación autonómica. Tenemos pendiente la sentencia del Constitucional con relación al Estatuto catalán. El giro hacia un mayor entendimiento con el Partido Popular choca frontalmente con el proceso que le condujo al poder y que ha venido utilizando en las coyunturas más delicadas. Si a la señal de Navarra en 2007 le sigue un acuerdo en el País Vasco, el escenario catalán se le va a complicar notablemente. Y mientras, seguimos anclados en una ortodoxia económica que mira con desconcierto lo que acontece, pero que no encuentra otra alternativa que repetir cual salmodia salvadora: "flexibilidad, competitividad, contención salarial, consolidación financiera". El último informe del Worldwatch Institute, una entidad a la que no podemos calificar precisamente de radical, nos habla de cómo mejorar el índice de desarrollo humano, de la necesidad de mejorar el modelo energético, de la necesidad de una distribución mas equitativa de recursos, con especial atención a los temas de cuidado y atención social y familiar, de proteger los recursos naturales y de encuadrar todo ello en una nueva manera de calcular los índices de crecimiento económico. ¿Han estado presentes estos temas en las campañas electorales recién celebradas? ¿Lo estarán en la que se avecina con relación al Parlamento Europeo? Me temo que la falta de perspectiva estructural nos seguirá manteniendo en una triste coyuntura política, llena de triunfos y fracasos perecederos y poco significativos.
Joan Subirats es catedrático de Ciencia Política de la UAB.
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