Una rivalidad de Oscar

Llevan nueves meses quitándose los premios el uno al otro, encontrándose en cada ceremonia, saludándose educadamente y sopesando sus respectivas posibilidades. Nueve meses desde que sus películas se vieron por primera vez las caras, en mayo del año pasado, en el Festival de Cannes. Mañana en la ceremonia de los Oscar será, con todo, el debate definitivo entre el israelí Ari Folman, con su filme Vals con Bashir, y el francés Laurent Cantet, director La clase.

Porque la estatuilla más deseada de Hollywood, si las apuestas se cumplen, acabará en manos de Cantet o de Folman. Y el israelí le saca ventaja, porque como el mismo Folman confiesa: "En Europa, Laurent lo gana todo; aquí, en Estados Unidos, los premios son para mí". Y echa a reír, mientras deglute, más que mastica, su desayuno. Cantet, cineasta más pausado, también pugna por controlar los nervios con los cigarrillos; los fuma como si cada uno fuera el último. Folman recuerda el inicio de su confrontación en Cannes: "Me llamaron al final del festival, porque tenía posibilidades de estar en el palmarés, y volví desde Tel Aviv para asistir a la clausura. Escribí un discurso largo y me senté con mi mujer en el patio de butacas. Según daban los premios menores, y sus ganadores los agradecían con celeridad, fui recortando párrafo a párrafo el papel. Como los hermanos Marx en "la parte contratante de la primera parte...". Matteo [Garrone, director de Gomorra] ganó el Gran Premio del Jurado, pensé que ya tenía la Palma de Oro a mi alcance, y de golpe vi a un montón de adolescentes franceses en los laterales del escenario saltando de alegría. No entendía nada y fue mi mujer quien me dijo: 'Me parece que te ha ganado La clase'. Así que no he preparado discurso ni nada parecido para los Oscar".

A su lado, Cantet sonríe: "Yo con estar aquí es suficiente. No me lo podía imaginar". ¿Ni siendo ganador de la Palma de Oro de Cannes? "Sin embargo a los dos nos venció Gomorra, premio a la mejor película del Cine Europeo, y, mira, no está entre las cinco finalistas de Hollywood. Mi filme es social, muy político, habla del día a día de un instituto francés. En Estados Unidos ha ido muy bien en taquilla, probablemente porque le ha gustado a la prensa, pero no creo que gane". ¿Y si ocurre? "Se la dedicaré a mis actores

[el grupo de alumnos protagonista del filme, que no irán a la ceremonia]. Ya sólo recibir la candidatura demuestra que algo está cambiando".

Vals con Bashir también es una arriesgada apuesta artística. Si La clase convierte al espectador en un alumno más, Folman ha dirigido un documental de animación, por muy paradójica que resulte la idea, con el que excava en su memoria en busca de los recuerdos de su participación en la primera guerra de Líbano. Resultado: el Globo de Oro de su categoría, un montón de premios de asociaciones de críticos estadounidenses y la sensación palpable de que es la gran favorita. "Yo qué sé. Ni siquiera pongo cara a los votantes de la Academia, ¡con lo que cómo saber qué ocurrirá!". Si ganan, será con el permiso de la japonesa Departures -la posible tapada en esta pelea de gallos-, la austriaca Venganza (de Gotz Spielmann) y la alemana Facción del Ejército Rojo, dirigida por Uli Edel, las otras seleccionadas. "Somos un grupo atípico", señala Folman. "Probablemente porque, al menos en nuestras dos películas, hay arte sin olvidarnos de lo social", apuntilla Cantet. Y más arriesgadas que las candidatas a los premios mayores. Mañana acabará la pelea de gallos.Laurent Cantet: "En nuestras películas hay arte sin olvidar lo social"