Los venezolanos castigan la falta de programa de la oposición
Los estudiantes, y no los partidos, siguen siendo la gran resistencia al chavismo
Los partidos opositores de más veteranía no enviaron emisarios al organismo electoral para tantear cómo iba el recuento de los votos del referéndum. Para los operadores políticos que saben de números y maquinarias, el resultado favorable a la enmienda constitucional propuesta por Hugo Chávez estaba cantado mucho antes de que el Consejo Nacional Electoral lo hiciera oficial, pasadas las nueve y media de la noche del domingo. Desde temprano, los viejos partidos abandonaron con resignación la contienda a la que también habían llegado tarde, y que fue desigual tanto en la inversión de dinero como de energía.
Los estudiantes, los jóvenes de entre 18 y 25 años que capitanearon en las calles la campaña contra la reelección indefinida de Chávez, sí que sufrieron un gran desencanto.
Bastó que el 28 de noviembre Chávez anunciara su deseo de enmendar la Constitución para reelegirse indefinidamente para que, al día siguiente, el chavismo pusiera todo el aparato del Estado al servicio de su campaña. Mientras, a la dirigencia política de la oposición (conformada por más de 15 organizaciones políticas y civiles, y agotada por las elecciones regionales del 23 de noviembre) le tomó unas semanas volver a calentar sus motores y acordar una estrategia unitaria.
Ante las cámaras, la oposición ha asumido la derrota desde la perspectiva del vaso medio lleno. "Por primera vez rompimos la barrera de los cinco millones de votos y seguimos creciendo. No se puede decir lo mismo del oficialismo", dice Luis Ignacio Planas, secretario general del partido socialcristiano COPEI. Basa su argumento en que, esta vez, la oposición ha obtenido casi un millón de votos más que en el referéndum de 2007 (cuando fue derrotado el primer intento de reforma constitucional), y en que Chávez ha sacado un millón de votos menos que en 2006, cuando fue reelegido en la presidencia. El país, que antes estaba dividido en una proporción de 60 contra 40 a favor del chavismo, ahora está partido en 55 contra 45, en dos mitades un tanto más homogéneas.
Pero tras bastidores, las viejas y nuevas organizaciones políticas que se oponen al proyecto socialista de Chávez reconocen que no han logrado articular un programa, un plan alternativo de país que les permita conectarse con los sectores populares, que hoy siguen siendo la base electoral del presidente. Para Teodoro Petkoff, director del diario TalCual y ex candidato presidencial, ésa es la tarea más importante que sigue pendiente: "En el futuro inmediato, la oposición debe trabajar en políticas y programas que le den a los venezolanos razones para votar sí a favor de la oposición, y no solamente razones para votar no en contra del Gobierno".
En el polarizado ambiente político venezolano, la oposición tampoco cuenta con una figura que se contraponga al liderazgo de Chávez y que unifique al archipiélago de partidos y asociaciones civiles que la conforman. Su gran paradoja es que sólo a través de Chávez —o en el antagonismo a Chávez— es como todas estas organizaciones han encontrado unidad. Éste podría seguir siendo un problema dentro de cuatro años, cuando la oposición tenga que elegir a un candidato capaz de derrotar a Chávez en las elecciones presidenciales de 2012.
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