China exige millones y tecnología para firmar una contención del CO2
Pekín descalifica la oferta de Obama: "Mejor que Bush pero peor que Kioto"
Li Gao ha venido a la Cumbre del Clima de Poznan dispuesto a hablar claro. El director del departamento de Cambio Climático de China quiere dejar sentado que Pekín sólo limitará sus emisiones a cambio de mucho dinero y patentes de tecnologías limpias. Su firma es imprescindible para que los 187 países reunidos en la ciudad polaca avancen en un protocolo que sustituya al de Kioto. A Li Gao no le ablanda ni Obama, que se ha comprometido a reducir las emisiones de EE UU al nivel de 1990 en 2020, más de lo que decía Bush pero menos de lo que Bill Clinton negoció en Kioto en 1997. "Obama retrasa 20 años la lucha contra el cambio climático", enfatizó Li Gao con tono airado a EL PAÍS. Sus palabras precedieron un día que augura un fracaso en la negociación.
De Boer critica el escepticismo de Aznar: "Podrá ver el Sáhara español"
"Tenemos un programa de lucha contra el cambio climático y hemos conseguido mucho, pero para ir más lejos necesitamos ayuda internacional, transferencia de tecnología limpia y apoyo financiero", señaló Gao. La delegación china se esfuerza en Poznan en afirmar su compromiso contra el calentamiento pese a que sus emisiones crecieron un 7% el año pasado y es, según algunos estudios, el principal contaminador, ya por delante de EE UU. Li Wei, otro delegado de Pekín, declaró que entre 1990 y 2005 su PIB ha crecido un 10,2% al año mientras que su consumo de energía aumentó menos (un 5,1% anual) y añadió que China cierra al año "11.200 pequeñas minas de carbón".
Li Gao acompañó a tres profesores universitarios repletos de números. Aunque el Gobierno chino insiste en que no son su propuesta, "son al menos los primeros números que presentan y eso supone algo constructivo", como afirmó Luis Gómez-Echéverri, colombiano que trabaja como responsable de cambio climático de la ONU en China. Uno de esos estudios asegura que cada ser humano tiene derecho a emitir 2,3 toneladas de CO2 al año y que, en función de las emisiones desde 1900, EEUU debería pagar a los países en desarrollo entre 400.000 y 800.000 millones de dólares. Hubo un amago de carcajada en la sala. También afirmaron que si redujeran ya las emisiones un millón de empleos desaparecería. Y reclamaron eliminar patentes de tecnologías que emiten menos CO2. "Eso no significa que pierda la empresa, puede haber un fondo público que la pague", aclaró el autor del estudio.
Kioto no obligaba a China ni a ningún país en desarrollo, pero hace un año en Bali este país aceptó limitar sus emisiones (crecer menos, no disminuir) si recibía ayuda a cambio. Algo que ya ha comenzado a exigir. Si a otras cumbres los chinos llegaban rehuyendo su responsabilidad y esquivando a los periodistas, ahora atienden a la prensa para pedir ayuda y evidenciar que, aunque Europa haya recibido con fuegos artificiales las palabras de Obama, en China no se ven igual.
EE UU emite un 16,7% más que en 1990 aunque, según Kioto, tendría que haber recortado las emisiones un 7% en 2012. Pero el recibimiento al objetivo de Obama ha sorprendido a la actual delegación de EE UU, de la Administración de Bush, que si hubiera propuesto en Poznan un objetivo para 2020 inferior al que le marcaba Kioto para 2012 habría salido a gorrazos. "¿Por qué deberían alegrarse los países europeos?", se pregunta un negociador estadounidense, que ironiza: "Seguro que los chicos de la prensa no dejaréis que eso ocurra".
La diferencia de posturas es tan evidente que la negociación no sólo no avanza sino que retrocede. Japón, Canadá y Nueva Zelanda han puesto en un corchete, la fórmula para dejar un dato en suspenso, el acuerdo de Bali en el que los países industrializados se comprometen a reducir entre un 25% y un 40% sus emisiones.
El secretario de la cumbre, Yvo de Boer, dudó de que, en contra de lo acordado, dentro de un año en Copenhague haya un acuerdo completo que sustituya a Kioto. Preguntado por las agencias españolas sobre la actitud del ex presidente José María Aznar de restar importancia al calentamiento, De Boer ironizó: "Yo le diría: 'mira a través de tu ventana'. Pienso que en unos pocos años más podríamos tener el Sáhara español para que él lo viera".
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