_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Crisis de identidad

Aunque la crisis económica amenaza la supervivencia de los museos americanos, en la medida en que, de titularidad privada, una parte sustancial de sus recursos proceden de lo que eufemísticamente hoy se denomina mecenazgo, sería harto simplificador afirmar que el problema al respecto es sólo imputable a la pésima coyuntura financiera. Y es que los museos de arte en general, históricos y contemporáneos, y en todo el mundo, arrastran una fuerte crisis de identidad, y, por tanto, de criterio, de organización y de gestión, desde hace aproximadamente un cuarto de siglo. En cualquier caso, la peor parte se la llevan los museos de arte contemporáneo, que se han multiplicado alocadamente en los últimos tiempos. Este crecimiento ha sido impulsado por el vertiginoso aumento del mercado de arte actual, por la presión mediática y por la rentabilización política, entre otros factores característicos de una sociedad que se ha modernizado hasta el punto de que no ve ni aprecia nada que no sea la moda del presente. En este clima fervoroso, los museos de arte han transformado su condición de templos de la sociedad secularizada en panteones para lustrar el ego de los millonarios con todos los peligros que ello comporta.

Más información
Un museo al borde de la muerte

El ejemplo del Museum of Contemporary Art (MOCA) de Los Ángeles, cuya sede original en el centro de la ciudad construyó el arquitecto japonés Isozaki y que se hizo con una parte sustancial de la mítica Colección Panza, es aleccionador. Detrás de él, como de casi todo el entramado museístico californiano, está la poderosa sombra de un errático mecenas, Eli Broad, que, primero, lo apoyó en su sede original, así como posteriormente en su extensión o anexo, la Geffen Contemporary Gallery, en el Down Town de Los Ángeles; luego le retiró su apoyo para dárselo a su rival, Los Ángeles County Museum of Art, construido por el arquitecto italiano Renzo Piano, donde abrió una nueva ala dedicada a su persona, para finalmente decidir construirse un museo personal al margen de estos dos citados. Todo lo anterior no impide que Eli Broad haya acudido en auxilio del MOCA, que ha anunciado su cierre temporal a principios del próximo enero durante seis meses, con la nada despreciable cantidad de 23,6 millones de euros. No obstante, mucho me temo que estas impresionantes ayudas puntuales para esta institución como para otros museos americanos hoy igualmente amenazados, sean más que una gota de agua en un océano de absurdo.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_