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El fracaso de la nueva caja vasca

La Kutxa rechaza la fusión en una asamblea muy tensa

La abstención de los tres representantes de EB complicó el acuerdo - No hubo figuras en los grupos que se oponían

Mikel Ormazabal

"La fusión ha sido rechazada". El presidente de la Kutxa, Xabier Iturbe, reaccionó ayer con estas palabras tras sufrir uno de los mayores fracasos que vive en su carrera profesional. La asamblea extraordinaria de la caja guipuzcoana no logró sumar los votos suficientes para aprobar la creación de una caja unificada entre la BBK y la Kutxa. La votación final arrojó 63 votos a favor de la operación, 33 en contra y cuatro abstenciones. Hubieran sido necesarias cuatro papeletas favorables más para sacar adelante la fusión ya que acudieron los cien miembros que integran la asamblea. Era la primera vez en la historia de la caja que se registraba ese plenario.

"Nadar tanto para morir en la orilla", comentó un representante de la Kutxa al concluir el cónclave. El proceso de aunar BBK y Kutxa ha muerto en el último minuto. Los impulsores de esta maniobra económico-financiera no consiguieron finalmente reunir los apoyos necesarios para llevarla a buen puerto en Guipúzcoa.

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La asamblea de la Kutxa congregó, por primera vez en su historia, a sus cien compromisarios. No hubo ninguna ausencia, como se había especulado durante los días previos. Esta baza también jugó en contra de los partidarios de la fusión. Durante su celebración, que se prolongó durante dos horas y cuarto aproximadamente, hubo "mucha tensión en todo momento", según reconocieron varios asistentes.

Como era previsible, los 51 delegados del PNV y EA, los nueve de CC OO, dos de Pixkanaka Kaskari (reporesentación de los trabajadores) y uno de Aralar votaron a favor. Los votos contrarios provinieron del PSE-EE (18 representantes), Banatuz (ocho), PP (tres), ANV (tres), LAB (uno) y ELA (uno), aunque en alguno de estos hubo una abstención.

Durante el recuento surgió una de las grandes sorpresas de la reunión. Aunque la votación se realizó de forma secreta, mediante la introducción de papeletas en una urna, todo hace indicar que tres de los cuatro representantes de EB no apoyaron la votación y se decantaron finalmente por la abstención. Nadie confirmó este extremo, pero fue muy significativo que la portavoz de EB en el Ayuntamiento de San Sebastián, Duñike Agirrezabalaga, abandonara la sede de la Kutxa poco después de emitir su sufragio y antes de que finalizara la votación.

Agirrezabalaga y otros dos compañeros de su partido no obedecieron la consigna dada por su coordinador general, Javier Madrazo, quien la víspera anunció que los cuatro miembros de EB en la Kutxa iban a votar a favor de la fusión porque el PNV y EA habían aceptado que los órganos de dirección y gobierno de la futura caja unificada reflejaran la pluralidad política del País Vasco.

Los críticos de EB apelaron a su libertad para "votar en conciencia", lo que puede acarrear consecuencias de gran calado en el seno de la coalición de izquierdas. Agirrezabalaga se marchó de la asamblea con el paso rápido y sin realizar declaraciones a los medios informativos.

Es una incógnita la procedencia de la cuarta abstención, aunque casi todos los presentes la atribuyeron a algún vocal que inicialmente iba a votar en contra de la fusión.

En la asamblea de la caja guipuzcoana, todos los bloques votaron conforme a lo que habían anunciado y sin fisuras, salvo el caso de EB. En el mejor de los casos, los impulsores de la nueva Kutxa hubieran obtenido 66 síes, una cifra insuficiente para ratificar el proyecto unificador. Se requerían 67 votos a favor al asistir la totalidad (100) de los consejeros generales. Nunca en la historia de esta entidad ahorradora se habían reunido todos sus compromisarios.

El PNV de Guipúzcoa, que ha dirigido las negociaciones para tratar de sumar adeptos a la fusión, fue el gran perdedor de la tarde-noche. El partido que preside Joseba Egibar no consiguió ninguna papeleta tras haberlo intentado con la izquierda abertzale, con el PP, con EB y con los socialistas. También supone un gran varapalo para los mandatarios de la propia Kutxa, con su presidente al frente, quien en los días previos se mostró en repetidas ocasiones "convencido" de que la operación iba a salir adelante. "Siempre suele faltar alguien a las asambleas", llegó a decir en una ocasión.

Nada más abrirse la sesión extraordinaria, Iturbe tomó la palabra para defender la alianza con la BBK y enumerar las ventajas de constituir una entidad ahorradora que se erigiría en la tercera de España por beneficios y patrimonio neto. También presentó un panorama "apocalíptico", según uno de los asistentes, en el caso de frustrarse la iniciativa. El presidente de la Kutxa trató de convencer a los presentes de la necesidad de apoyar su iniciativa teniendo en cuenta un contexto como el actual, donde proliferan las alianzas en el mercado financiero. Una gran caja sería, a su juicio, la mejor herramienta para abordar grandes proyectos económicos y empresariales y para hacer frente a la crisis económica mundial.

A continuación pidió la palabra el secretario general del PSE guipuzcoano, Iñaki Arriola, para criticar la forma en que los nacionalistas habnían gestionado este proceso. Una vez conocido el fallo, el dirigente socialista explicó a los medios informativos que "desde la imposición, desde la prepotencia no triunfan los proyectos". "En un país no sólo pueden mandar unos y decidir lo que ocurre en él. Hay que contar con consensos, buscar equilibrios y tratar de que los proyectos salgan con los mayores apoyos a nivel social y político", manifestó. Y añadió: "Éste es un mensaje claro, sobre todo, para el PNV. Tienen que ser más humildes y no pueden pensar que el país es suyo, que las cajas son suyas y que pueden imponer a todos su modelo".

No obstante, Arriola subrayó que su partido está dispuesto defender la unión de las cajas siempre que haya voluntad para ello y se dé "un reconocimiento de la pluralidad del país".

También intervinieron el representante de LAB José Mari Maritxalar, quien destacó el talante "más dialogante" del actual presidente de la Kutxa y abogó por realizar una fusión en el ámbito de Euskal Herria, sin reducir a la comunidad autónoma vasca. Cerró el turno el delegado de CC OO Gontzal Iñarra, para quien la fusión con la BBK contiene las garantías fundamentales en el ámbito fiscal y de la obra social.

La asamblea extraordinaria fue precedida de otra ordinaria en la que se sometió a votación el plan de gestión que contiene las líneas generales de la caja guipuzcoana para el próximo ejercicio. Había 98 consejeros delegados, de los que votaron 97. El plan de gestión fue apoyado por 61 miembros y 36 se abstuvieron. Este desenlace ya hacía presagiar lo que iba a ocurrir en la gran cita que venía acto seguido. Los nacionalistas no tenían los votos suficientes para sancionar la fusión, aunque seguía la incertidumbre.

Durante la espera a la votación y al posterior recuento, compromisarios de diferente bando departían en el exterior de la sala y llegaron a hacer quinielas sobre el escrutinio final. El presidente de EA de Guipúzcoa, Iñaki Galdos, y el delegado de Cultura en la capital guipuzcoana, Ramón Etxezarreta, cruzaron una apuesta de escaso alcance económico, el primero a favor de la fusión y el segundo en contra.

Desde el interior de la sala comenzaron en se momento a enviarse mensajes a través del teléfono móvil. Pocos minutos antes de las 21.45 se supo el veredicto. El concejal de EA en Hondarribia Jon Elizalde salió a la calle con el gesto muy serio y dirigió el dedo pulgar hacia el suelo. "No hay fusión", exclamó.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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