El presidente Calderón afirma que la mitad de la policía mexicana "no es recomendable"
La mitad de la policía de México "no es recomendable". Una cosa es que lo sospeche todo el mundo aquí y otra que lo reconozca hasta el presidente de la República. Y no en un comentario de café, sino en un detallado informe enviado al Senado y rubricado por Felipe Calderón.
De los 56.000 agentes examinados por la Procuraduría General de la República, el 49% no debería tener ni placa ni pistola. El porcentaje se eleva hasta el 61% cuando se trata de policías locales. Y todavía hay casos donde la situación es peor. Nueve de cada 10 policías de Baja California son corruptos, lo fueron alguna vez o están a punto de serlo.
El informe es desolador para un país embarcado en una guerra contra la mafia del narcotráfico. Porque la corrupción que detalla el informe de Calderón no es exclusiva de los agentes que patean las calles -mal pagados y peor valorados después de décadas de afición a la mordida-, sino que va ascendiendo sin perdonar un peldaño hasta los más altos despachos. No hay día que los periódicos mexicanos no recojan un nuevo episodio de corrupción policial. Jefes de la Interpol con un sobresueldo de los señores de la droga, agentes de élite involucrados en el secuestro de hijos de empresarios, responsables del aeropuerto del Distrito Federal muy condescendientes con las maletas llenas de droga...
Y si alguien pudiera pensar que los agentes propensos a la corrupción son los más veteranos -seducidos al fin por unos delincuentes a los que tal vez un día persiguieron- ahí va otro dato: de los 11.000 policías federales recién contratados, la mitad tampoco es recomendable. A tan amarga conclusión se ha llegado después de que la Procuraduría General de la República, que dirige el fiscal Eduardo Medina Mora, haya examinado ya a casi 60.000 agentes dentro de la denominada Operación Limpieza. Los policías son sometidos a exámenes psicológicos y poligráficos, se examina su entorno social y se determina si su nivel de vida se corresponde al sueldo- nunca demasiado alto- que perciben.
En la lucha contra la corrupción policial se han producido algunos episodios chocantes, como el de algunos cuerpos policiales detenidos al completo después de que intentaran liberar a un capo del narcotráfico recién detenido por el Ejército.
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