Vivir de las apuestas
Una guía para ganar en Betfair sin necesidad de tener suerte
Nacho Cardenal se licenció en Economía y Empresariales en la Universidad de Barcelona. Luego trabajó durante ocho años en el sector de la gestión de información y bases de datos. Y ahora, a sus 33 años, además de ser un solicitado consultor, se ha convertido en apostador profesional: en el último año ha obtenido un beneficio neto medio de 1.200 euros al mes.
Lo cierto es que en su vida nada ha sido fruto de la casualidad, sino más bien de la causalidad. Desde muy joven, Cardenal se declara un "apasionado de los números y de las apuestas online", sobre todo porque se trata de un ámbito de estudio "100% medible", lo que permite -a través de los resultados obtenidos en el largo plazo- "analizar y cuantificar la calidad del esfuerzo y de la estrategia aplicados por cada jugador".
GANAR EN LAS APUESTAS PARA DUMMIES
Nacho Cardenal Granica ISBN 978-84-8358-124-7
Tras profesionalizar su hobby, Cardenal también se ha convertido en el primer experto en apuestas online en divulgar sus conocimientos en España. Recientemente ha publicado Ganar en las apuestas para Dummies, un libro de lectura fácil y con ejemplos y consejos muy prácticos tanto para jugadores con una intención puramente lúdica como para otros que aspiren a convertir las apuestas en una fuente regular de ingresos.
Así, la intención de Cardenal es acercar al gran público el funcionamiento de Betfair, la casa de apuestas online más grande y democrática del mundo, que después de ocho años de recorrido ha alcanzado los dos millones de usuarios y los 302 millones de euros en ingresos, creciendo a un ritmo anual del 29%. A diferencia de otras casas de apuestas, "Betfair no compite contra sus clientes, sino que cuenta con un sistema diseñado para poder estar a favor de todos ellos", explica. Así, los usuarios que entran en Betfair compiten en tiempo real unos contra otros. Betfair se queda aproximadamente el 3,5% de la cantidad neta apostada por el ganador. No en vano, "es la mejor manera de generar la mayor transparencia en un mercado marcado por continuos escándalos de corrupción".
El libro de Cardenal también explica las diferentes posibilidades que existen para ejecutar las apuestas por Internet, así como los distintos sectores y subsectores (tanto deportivos como financieros) en los que el jugador puede especializarse. A partir de ahí, este experto comienza a desvelar los secretos y trucos que ha aprendido como jugador profesional, "un bagaje que contribuye a lograr el éxito".
Entre otros consejos, Cardenal explica cómo "identificar situaciones favorables para apostar" y anima a los brokers a contar con un "sistema de gestión de las apuestas profesionalizado, que permite que el dinero invertido pueda apostarse de forma más equilibrada y sostenible". Así, "la mayoría de jugadores inexpertos pierden dinero por apostar cantidades desproporcionadas a sus posibilidades económicas, con lo que no pueden seguir jugando en el largo plazo".
En caso de que el lector se sienta muy atraído por el mundo de las apuestas, este experto marca unas directrices que posibilitan profesionalizar el juego. Para Cardenal, las virtudes necesarias para ser un buen profesional son "la capacidad de análisis, la disciplina y la confianza y seguridad en uno mismo".
Y no sólo eso. "Por encima de estas cualidades, lo más importante es concebir las apuestas como un trabajo, que por supuesto cuenta con su propio horario y su rutina". Frente a cualquier apuesta, "un profesional de verdad debe estudiar y analizar la información y los datos recopilados antes de tomar cualquier decisión", añade.
Aunque las apuestas suelen relacionarse con el deporte y éste con la pasión, Cardenal asegura que "para poder vivir del juego es necesario aprender a ir más allá del vaivén emocional que generan las ganancias y las pérdidas". Es decir, que "en vez de reaccionar positiva o negativamente frente a un resultado, se ha de mantener una actitud neutra y distante en todo momento, de manera que las emociones no nublen nuestra razón y nos lleven a cometer auténticas locuras".
Y concluye: "Una cosa es atreverse a asumir ciertos riesgos, pero otra es convertirse en esclavo de ellos".
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