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XVIII Cumbre Iberoamericana

Brasil pide a EE UU que España esté en la cumbre económica mundial

Zapatero logra el apoyo de Lula, Calderón, Bachelet, Fernández, Sócrates y Saca

Brasil ha pedido a EE UU que invite a España a la cumbre que el próximo 15 de noviembre se celebrará en Washington para debatir la reforma del sistema financiero mundial. Lo reveló el ministro de Asuntos Exteriores brasileño, Celso Amorim, durante la cumbre iberoamericana que se celebra en San Salvador. "Hablé ayer con Susan Schwab

[representante de Comercio de la Administración Bush] para que pidiera la participación de España y de otros países en desarrollo para mantener el equilibrio", dijo el ministro brasileño. "Yo, personalmente, por instrucciones del presidente Lula, le hice ayer la petición", dijo.

Zapatero se reunió ayer por la tarde con Luiz Inácio Lula da Silva, quien ejerce la presidencia de turno del G-20, el grupo bajo cuyo paraguas se celebrará la conferencia de Washington, pero -según fuentes de La Moncloa- no le pidió su apoyo. En realidad, no era necesario, a la vista de las gestiones realizadas el día anterior por el jefe de la diplomacia brasileña.

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Quienes sí se pronunciaron expresamente a favor de que Zapatero acuda a la capital estadounidense son el presidente de México, Felipe Calderón, la de Chile, Michelle Bachelet, y el de El Salvador, Elías Antonio Saca. Este último, anfitrión de la XVIII Cumbre Iberoamericana, que reúne a 22 mandatarios, pidió incluso que Zapatero actúe como portavoz de América Latina, una oferta que fuentes gubernamentales españolas declinaron, teniendo en cuenta que del G-20 forman parte Brasil, México y Argentina.

Fue, en todo caso, Lula quien, una vez más, asumió el liderazgo regional. En una intervención vehemente, el presidente brasileño advirtió que las economías emergentes deben sentarse en el consejo de administración del futuro sistema financiero mundial. "No podemos aceptar un mecanismo decisorio que nos excluye", advirtió. "Hay que poner en pie un mecanismo de coordinación, pero será ineficaz e injusto si no cuenta con los países en desarrollo".

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Sin estar presente, el presidente venezolano, Hugo Chávez, acaparó el protagonismo con una propuesta que cogió a la mayoría con el paso cambiado: la de convocar una conferencia internacional alternativa a la de Washington para tratar la crisis financiera, que contase con la participación de todos los países y en el marco de la ONU.

La propuesta de Chávez figuraba, entre corchetes, en el borrador de declaración distribuido ayer, a la espera de que por la tarde, ya madrugada en Europa, los jefes de Estado y Gobierno la debatieran a puerta cerrada. Aunque España evitó pronunciarse en contra (era muy difícil oponerse a una fórmula que apelaba a la ONU), fuentes gubernamentales dudaron de su viabilidad y eficacia.

Hasta ahora, la crisis aún no ha golpeado de lleno a América Latina, que en los últimos tres años ha crecido a un ritmo superior al 6%, pero empieza a llamar a su puerta, como muestran las caídas registradas por sus principales monedas: el peso mexicano y el real brasileño. "No nos quedemos en el desplome bursátil, evitemos el desplome social", advirtió Bachelet. "La meta debe ser evitar que aumente la pobreza extrema. Un riesgo que es muy probable y que en un año puede generar millones de pobres en América Latina", apostilló Calderón.

Por su parte, Rodríguez Zapatero dijo que "el sistema financiero debe ser un instrumento útil al servicio de la economía productiva y no al servicio de la especulación, de la avaricia, del afán ilimitado de obtener beneficios y de la ausencia de responsabilidad social. El mito de la desregulación ha hecho posible esta perversión".

Lula da Silva y Rodríguez Zapatero charlan momentos antes de mantener una reunión bilateral en El Salvador.
Lula da Silva y Rodríguez Zapatero charlan momentos antes de mantener una reunión bilateral en El Salvador.EFE

Dardos cruzados

Sin Hugo Chávez y su verbo tronante, la reunión inaugural discurrió como una seda. O casi. El único que levantó algo el tono fue Evo Morales, el presidente de Bolivia. Incluso en un momento de su discurso -una crítica frontal al sistema capitalista- intentó enmendar la plana al rey Juan Carlos. Las cámaras enfocaron al monarca, y en el auditorio se vivió un segundo de suspense evocando el famoso "¿por qué no te callas?".

Pero el boliviano se limitó a utilizar unas declaraciones del monarca -aquellas en las que pedía cooperación internacional para superar "las graves turbulencias" de los mercados- para replicar que no, que quien lo está pasando mal es el capitalismo, y que con él no cuenten para salvarlo. "Cuando los capitalistas ganan, bien; y cuando pierden dicen: ayúdenme. Ahora hay que salvarles a costa de los pobres, explotando al hombre y a los recursos naturales... Si intentamos salvar el capitalismo, nos equivocaríamos".

Tras Evo Morales llegó el turno del presidente de Colombia, Álvaro Uribe. En un tono conciliador, dijo: "Cada vez que siento a Evo me siento regañado. Pero no por maldad, sino por conciencia".

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