Tras el Katrina, todo sigue igual
Trouble the water, la película de Tia Lessin y Carl Deal, premiada en el último Festival de Sundance, ha puesto ante los ojos del público del festival de Valladolid la realidad de la catástrofe provocada por el paso del huracán Katrina con sus efectos devastadores en Nueva Orleans, donde dejó cerca de 2.000 muertos y una cifra colosal de pérdidas económicas.
Este documental es la historia estremecedora de algunos de los miles de afectados que tuvieron que esperar varios días hasta la llegada de cualquier ayuda.
Lessin y Deal, que antes habían colaborado en diversos trabajos de Michel Moore -por ejemplo, en Bowling for Columbine-, utilizan parte del material recogido de la catástrofe por el matrimonio Kimberly y Scott Roberts, dos jóvenes negros que grabaron lo que ocurría con una cámara casera de vídeo. Inicialmente, la película iba a mostrar la vuelta a Nueva Orleans de algunos soldados estadounidenses que estaban en Bagdad y que venían a ayudar en las labores de reconstrucción de la zona, "soldados que habían perdido sus casas mientras estaban desplegados a miles de kilómetros", según recordaba Carl Deal durante su visita el sábado en la Seminci. Pero el encuentro del equipo de rodaje con los dos protagonistas en un refugio de la Cruz Roja cambió los planes y el alma del filme. "Kimberly había comprado por 20 dólares la cámara para grabar a sus amigos en fiestas, y el día antes de que el Katrina asolase su ciudad fue la primera vez que la manejó", asegura el codirector. Gracias a ella, los Roberts pudieron grabar los momentos vividos en Nueva Orleans antes del desastre y durante el mismo.
Pero Trouble the water es algo más que un documental: es la denuncia de la pasividad de unos gobernantes que dejaron a su suerte a miles de personas, "abandonadas por el poder mucho antes", y la prueba palpable de que, tres largos años después, la zona "sigue siendo el mismo lugar devastado, sin escuelas, sin casas, sin nada".
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