La ciudad de los prodigios editoriales

En La Cuarta Página del 18 de octubre, el escritor y editor Enrique Murillo describe con rigor la situación actual de la industria editorial en castellano, ponderando el peso de Cataluña en el "libro de lectura". Y ello le lleva a preguntarse al final de su artículo: "¿No deberían tener sede barcelonesa los jurados de algunos de los premios nacionales de literatura?".

Y yo también me pregunto. ¿Por qué querrá esta capitalidad catalana Murillo?, ¿qué piensa que le podrá aportar a la ya potente industria editorial catalana la residencia del jurado de los premios nacionales? Descartado el intento de crear un lobby catalán sobre la literatura en castellano, no me queda más remedio que seguir de la mano sus reflexiones para tratar de entender esta solicitud; y así, en otro momento, añade que es necesario acercar el jurado "a la gente que trabaja en el sector". Es decir, traer "aquí" (ahora las comillas son mías) los órganos que deciden a quién se concede el Premio Nacional de Literatura en sus modalidades de Narrativa, Poesía y Ensayo.

"Ante todo unos cuantos datos" (las comillas vuelven a ser de Murillo). Revisando las concesiones que se han hecho en los últimos 10 años de estos tres galardones, seis han recaído en escritores vascos, cinco en valencianos, cuatro han ido a parar a manos madrileñas; tres catalanes, andaluces y castellano-leoneses han conseguido hacerse con el premio; a los que hay que sumar dos gallegos y andaluces, un asturiano, un navarro, un murciano y un castellano-manchego.

Desconozco los criterios del Ministerio de Cultura para otorgar los premios nacionales, pero, a juzgar por su origen, parece que "la gente que trabaja en el sector" (¿o a los galardonados no les debemos considerar "del sector"?) tiene una procedencia bastante dispersa. Y si el talento intelectual en España parece estar bien diseminado, ¿por qué habría que primar el peso industrial para justificar la localización de la sede del jurado? Descentralicemos, pues, de verdad: el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino ¡a Galicia!, y el de Ciencia e Innovación ¡al País Vasco.