La pujanza del 'cash converters'
Las casas de cash converters empiezan también a atraer a clientes que les ofrecen oro. Este tipo de negocios, nacidos en 1982 en Australia, son el mundo al revés: compran primero los artículos que les ofrecen los ciudadanos (desde ordenadores a televisores) y los ponen a la venta. Junto a la tienda de la calle de Floridablanca, en Barcelona, la primera que se abrió en España de esta franquicia, se forma cualquier viernes o sábado una cola a la espera de que les tasen los productos. "Siempre hemos tenido muchos clientes, pero ahora nos viene más gente con oro", explica Steven Hind, inglés, gerente del comercio. La tienda se diferencia de los montes de piedad en que no pone límites al peso de las joyas empeñadas: vale un anillo o pendientes sin necesidad de que pesen 150 gramos. La diferencia es que la comisión por recuperarlo es del 25%. La mayoría utiliza la opción de recompra.
Aprovechando la crisis, la franquicia ha lanzado este año una campaña publicitaria en TV-3 y el Canal 33 bajo el lema Compramos lo que no utilizas, vendemos lo que no te imaginas. Las ventas han sufrido un bajón del 20% respecto al año anterior, que alcanzó el punto máximo. Juan Luis, de 30 años, salía feliz de la tienda tras comprar un ordenador por 120 euros. En un comercio convencional le habría costado 500. No todo el mundo se va tan contento. Álex, de 27 años, estudiante y camarero en paro, hizo hace dos sábados dos horas de cola con un tambor regalo en Madrid de una ex novia. Esperaba 20 o 30 euros pero tenían muchos y le ofrecieron cinco. "Siento el tiempo de espera pero para eso, me lo quedo", dijo marchándose en bicicleta.
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