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El PP defiende su condena al franquismo frente a las críticas de Madrid

Fraga entra en la controversia por la resolución parlamentaria que apoyó Feijóo

Ante el revuelo que causó el apoyo del PP gallego, por primera vez, a una condena del franquismo en la Cámara autonómica, los dirigentes conservadores, reunidos para una convención interparlamentaria de dos días en A Coruña, intentaron ayer, con más o menos fortuna, zanjar la polémica con el mensaje de que sólo les interesa debatir sobre el futuro y las dificultades de la gente, no del pasado. Pese a ello, se sucedieron las declaraciones contradictorias. E incluso hubo una regañina formal del fundador del PP, Manuel Fraga, a sus sucesores en Galicia, encabezados por Alberto Núñez Feijóo, y al rumbo de sus estrategias políticas.

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Intencionadamente, Fraga interrumpió su papel de maestro de ceremonias en esta reunión del PP -sólo tenía que presentar a los intervinientes- para lanzar una advertencia pública que Esteban González Pons, sentado a su lado, consideró como un reproche a sus declaraciones y que otras fuentes atribuyen además como un toque de atención al PP gallego para reivindicar su autonomía y evitar en el futuro presiones externas.

"Repasando la prensa esta mañana leí al amigo Pons decir que el PP se había visto forzado por PSOE y BNG a condenar la dictadura y tengo que decir que nosotros no podemos vernos forzados a nada", espetó el presidente fundador del PP y ex ministro franquista. "Yo pido que votemos en conciencia y votemos lo que tengamos que votar. Y por lo tanto no estoy dispuesto a que nos veamos forzados a nada", sentenció.

El portavoz del PP había señalado el día anterior que su partido eh Galicia se había visto "forzado" a apoyar una propuesta algo "confusa" para condenar la dictadura. En los pasillos de la convención, los populares se defendieron ante los periodistas, aunque sin mencionar el enfado de Fraga. "No hubo en absoluto ninguna presión" para pactar la condena del franquismo, "intentamos ser coherentes pues la resolución habla de todas las víctimas por primera vez", aseguró el secretario general del PP gallego, Alfonso Rueda. También su líder, Núñez Feijóo, insistió en la idea pero suavizándola: "Lo hecho, hecho está", dijo como respuesta a las críticas de medios conservadores contra su apoyo a la condena del franquismo. Feijóo intentó pasar página: "La prioridad de los gallegos no es para nada hablar del pasado, sino hablar del futuro y de las dificultades". Además, Feijóo quiso dejar claro que el PP está con el "espíritu de la Transición" y allí "donde estén todas las víctimas de la guerra, si se acepta que en la guerra hay víctimas de todos los bandos".

Esta fue la línea de argumentario oficial que se instaló ayer en el PP, porque fue la que siguió también la secretaria general, Dolores de Cospedal, en A Coruña, cuando hizo una mención de pasada al asunto: "Los socialistas quieren hablar de cuestiones de hace mucho tiempo para que no se hable de lo que interesa a los ciudadanos".

"No estamos aquí para debatir sobre frivolidades, como son los debates sobre la identidad o sobre el pasado; lo importante es pasar página y ver el futuro", agregó, contundente, el presidente provincial del PP coruñés, Carlos Negreira. También diputado autonómico, votó la condena del franquismo en el Parlamento, dos días después de haberse opuesto en el pleno municipal de A Coruña, donde es jefe de la oposición, a un acuerdo para iniciar la retirada de toda simbología de la dictatura en la ciudad. Para Negreira, "no hay contradicción de ningún tipo" entre ambas decisiones.

El PP cerró ayer la primera de las dos jornadas interparlamentarias que reúnen en A Coruña a la cúpula y a la mayoría de diputados del partido. Esta reunión anual se celebra en Galicia por motivos obvios: las elecciones están a la vuelta de la esquina y esta comunidad es clave para el PP. No sólo por ser la cuna del patriarca y una de las que más militantes aporta a la formación, sino sobre todo porque es la autonomía del presidente, Rajoy, y presumiblemente su primera prueba de fuego después de la crisis interna abierta tras las elecciones.

Fraga, en el centro, flanqueado por diputados y senadores gallegos del PP.
Fraga, en el centro, flanqueado por diputados y senadores gallegos del PP.EFE

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