Las viviendas protegidas se vuelven inalcanzables para los jóvenes
Algemesí repite un sorteo tras renunciar 30 de los 36 adjudicatarios de pisos
Vicent Satorres, un joven de Algemesí de 22 años que trabaja en una empresa del sector de la construcción, renunció recientemente a la vivienda de protección oficial que le correspondió por sorteo entre unos 700 aspirantes. Con su sueldo mileurista no puede hacer frente al pago de 33.000 euros que le reclama la promotora a la firma del contrato ni a los 722 euros mensuales durante 25 años del préstamo hipotecario, que asciende a un total de 127.000 euros.
No pueden afrontar el pago de 33.000 euros y la hipoteca de 722 euros mensuales
Se contaban con los dedos de una mano los que se acercaron al segundo sorteo
Vicent Satorres, un joven de Algemesí de 22 años que trabaja en una empresa del sector de la construcción, renunció recientemente a la vivienda de protección oficial que le correspondió por sorteo entre unos 700 aspirantes. Con su sueldo mileurista no puede hacer frente al pago de 33.000 euros que le reclama la promotora a la firma del contrato ni a los 722 euros mensuales durante 25 años del préstamo hipotecario, que asciende a un total de 127.000 euros.
El endurecimiento de los requisitos bancarios -ahora las entidades sólo conceden el 80% del precio total de la vivienda, frente al 100% de hace apenas unos meses, cuando cundía la euforia en la economía- ha dificultado todavía más las escasas posibilidades que tienen de convertirse en propietarios muchos jóvenes que disponen escasos recursos.
Como él, decenas de jóvenes de Algemesí han acabado por llevarse "una tremenda desilusión" después de que, el pasado mes de julio, se llevaran una "gran alegría" al verse entre los 36 afortunados en el sorteo de una promoción de viviendas protegidas. Al final, de ellos, sólo seis aspirantes han podido cumplir las condiciones de pago exigidas por el banco. José Chamorro, profesor de secundaria, fue uno de los pocos que consiguió pasar el filtro bancario hace apenas dos semanas.
Renunciaron no sólo Satorres y los otros 29, también los 80 que la promotora dejó en la reserva.
Ayer se contaban con los dedos de una mano los jóvenes que se acercaron al segundo sorteo, celebrado en el Teatro Municipal, para adjudicar las 30 viviendas que esperan a sus futuros moradores. Esta situación contrasta enormemente con "las largas colas" que se formaron ante el Ayuntamiento para conseguir las solicitudes hace dos años, cuando el anterior alcalde socialista publicitó la construcción de viviendas protegidas en este municipio de la comarca de La Ribera.
Los pisos protegidos, de entre 75 y 80 metros cuadrados, se levantan en dos torres gemelas, bautizadas, paradójicamente por la promotora Patrimonios del Levante, S L, como "residencial Los Sueños".
Los bloques de viviendas se hallan ubicados en la avenida de Bernat Guinovart, principal vía de una nueva zona de expansión residencial de Algemesí, y cuentan con trastero y garaje. Dos añadidos que no son de primera necesidad y que encarecen las viviendas de protección oficial. Isabel, hermana de Vicent Satorres, adquirió junto con su novio, hace un año, un piso de renta libre que tiene un precio similar a los del residencial Los Sueños. "Yo sola no hubiera podido adquirirla", reconoce, "porque también somos mileuristas".
El promotor de las viviendas, José Roig, advierte de que el precio de los pisos protegidos -1.705,50 euros por metro cuadrado- está marcado por la Consejería de Territorio y Vivienda. "Le hemos aplicado un descuento del 8%", asegura Roig, que añade que Vicent y otros de los solicitantes que han renunciado hubieran logrado la financiación de la hipoteca "sólo con que sus padres les hubieran avalado".
El alcalde de Algemesí, Vicent García, del PP, directivo de una entidad crediticia, sostiene que los bancos "siempre concedieron préstamos por valor del 80% del valor del piso" en lo concerniente a las viviendas de protección oficial y que, en cambio, ofrecían "préstamos del 100% del precio a los emigrantes que adquirían viviendas de segunda mano".
Los dos edificios de viviendas protegidas, que se hallan en la última fase de construcción, cuentan con una completa memoria de calidades. Por ejemplo, en el apartado de pavimentos, la cocina y los baños son de "Gres Pamesa de primera calidad", mientras que el resto de dependencias están pavimentadas con "mármol emperador o daino real abrillantado in situ".
La calefacción en toda la vivienda mediante radiadores de agua y otros atractivos continuarán siendo un sueño para centenares de jóvenes mileuristas de Algemesí, que tendrán que esperar a que escampe la crisis.
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