El parque sagrado de Alfacar
Visité el parque García Lorca de Alfacar (Granada) con Andy García a raíz de la película que hicimos juntos sobre la muerte del poeta. Posamos una corona de flores allí, cerca del hermoso olivo. Recuerdo la quietud emocionante del lugar. Todo remitía a un ámbito sagrado; no en el sentido religioso, sino en el de poderoso símbolo que declara algo mítico y perenne.
En efecto, el parque, con su piedra conmemorativa, recogía mejor que cualquier sepultura el triunfo de la poesía, de la más alta metáfora contra la muerte. Claro que es necesario abrir las fosas, las cunetas del crimen y cumplir el precepto de Antígona; si no, como en el verso de Paul Celan, "las cicatrices del tiempo se abren y cubren la tierra de sangre".
Pero tiene razón -más, por no imponerla- la familia de Federico al no querer desbaratar el parque sagrado de Alfacar: ninguna tumba abonará mejor el recuerdo de todos los que allí reposan, pues el poeta les acoge con el cuerpo de su sombra.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.