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Columna
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Santa Borrasca, ora pro nobis

El viernes tuvo lugar en el paseo de Recoletos una extraña rogativa que a primera vista parecía ortodoxa y rouconiana, con sus curas, sus monaguillos, sus cofrades y su coreografía. Abría la procesión un sacerdote que daba el pego, como los acólitos. Seguían unas andas con san Eolo, dios del viento, en forma de ventilador. Varias pancartas imploraban ayuda a Santa Borrasca. Los cofrades recitaban: "Perdida toda esperanza / en Botella y Gallardón, / a otros santos más humanos / rezamos esta oración".

Era una manifestación de Ecologistas en Acción para protestar por la calidad del aire. La capital no cumple la normativa de emisiones de dióxido de nitrógeno. Para este año, el límite está fijado en 44 microgramos por metro cúbico; la media de Madrid es de 52. El paseo de Recoletos, precisamente, es el punto más inquietante de la ciudad: 75 miligramos. Visitar la Biblioteca Nacional, que está allí mismo, puede acarrear problemas, sobre todo a gente con deficiencias cardiacas, pulmonares o sanguíneas.

El Ayuntamiento se escuda en que la normativa no será obligatoria hasta 2010. ¿Cuántas enfermedades y cuántas muertes habrán ocurrido hasta entonces por culpa de la contaminación? Por cierto, este fin de semana se aconseja no hacer deporte al aire libre.

Dos joyas de Madrid están en entredicho, el cielo y el agua. El cielo y el aire están plagados de dióxidos de carbono y de nitrógeno. El agua está a punto de ser privatizada. Santa Borrasca, ora pro nobis.

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