Zapatero y Rajoy presionan al nuevo Poder Judicial para que revise la sanción a Tirado

La respuesta habitual de los políticos ante una decisión disciplinaria del Poder Judicial no sirve para un titular de prensa: "Hay que respetarla". Pero ayer se rompió este esquema. La alarma social levantada por el caso Mari Luz, y el escándalo provocado por la leve multa -1.500 euros- impuesta por el Poder Judicial al juez Rafael Tirado, responsable de que el presunto asesino de la niña estuviera libre pese a tener una condena pendiente durante dos años, llevó a los líderes de los dos grandes partidos a entrar de lleno en el asunto y mostrar en público y en privado su malestar. Tanto el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, como el líder del PP, Mariano Rajoy, llamaron al indignado padre de Mari Luz Cortés y se comprometieron a hacer todo lo que esté en su mano para que triunfe el criterio de la fiscalía, que ha anunciado un recurso contra la decisión de sancionar al juez Tirado por una falta grave (castigada con multa de 1.500 euros) y no muy grave.

La unanimidad y la claridad de las palabras tanto de Zapatero -cuyo Gobierno ya había mostrado malestar con la posibilidad de que la sanción fuera suave- como de Rajoy -cuyo partido había sido prudente hasta ahora- es un claro mensaje de presión para el nuevo Consejo General del Poder Judicial que acaban de pactar ambos. Rajoy dijo que "comparte el dolor" del padre, Zapatero mostró su "disconformidad profunda", y Esteban González Pons, portavoz del PP, llegó a hablar de decisión "humillante".

Recado de los políticos

Los 20 vocales ya propuestos, y el presidente aún por nombrar, reciben así un recado inequívoco por parte de los políticos que, en último extremo, han decidido el nombramiento de uno de los Consejos más partidistas de la democracia, donde no hay ni un sólo juez no asociado y sí dos ex diputados, un ex consejero autonómico y una ex secretaria de Estado.

Han sido dos conservadores y un independiente quienes, contra el criterio de dos progresistas, que pedían más dureza, han decidido calificar la actuación de Tirado como falta grave. Tirado es miembro de la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura, mayoritaria en la carrera.

Será el nuevo Poder Judicial, que tomará posesión a finales de mes, quien analice el recurso de la fiscalía, que llegará al pleno en uno o dos meses, según el portavoz de este órgano, Enrique López, que ayer llegó a declarar, que el presidente "no sabía lo que había pasado" ya que "no había leído el expediente". Las 21 personas que componen el pleno pueden así dar la vuelta a la decisión de la comisión disciplinaria y buscar una sanción intermedia entre los 1.500 euros que ahora tiene y la expulsión de la carrera que reclama el padre de Mari Luz.

Zapatero llamó ayer por la tarde a este hombre, Juan José Cortés, y le aseguró que "va a agotar todas las vías judiciales para que esa sanción sea removida". "Ya has visto que estoy en desacuerdo", le dijo Zapatero en referencia a sus declaraciones públicas.

El presidente invitó a Cortés a encontrarse con él en dos semanas en La Moncloa. No sería la primera vez. En junio mantuvieron una reunión en la que Zapatero ya le anunció su compromiso de agotar todas las vías para que se haga justicia.

Rajoy también se ha reunido en el pasado con Cortés. De hecho, el padre de la niña asesinada presuntamente por el pederasta Santiago del Valle acudió al Congreso invitado por el PP para asistir a la aprobación por unanimidad de una iniciativa de la oposición en la que reclamaba más penas para los pederastas. El PP urge ahora al Gobierno a desarrollar esa ley, puesto que han pasado casi cuatro meses desde que se aprobó la iniciativa y ninguna reforma ha llegado al Congreso.

Tanto Rajoy como Soraya Sáenz de Santamaría, la portavoz, han hablado varias veces con Cortés. Él les ha pedido que presionaran a los jueces conservadores, en cuyas manos estaba el Poder Judicial, para que castigaran al juez Tirado. El PP nunca había querido, hasta ayer, presionar públicamente, y si algo se ha hecho en privado, ha sido en vano.