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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Sóc català

Nunca le había interesado conocer sus raíces hasta que vivió en Barcelona y se reconoció en la cultura catalana; entonces recordó las pocas historias que en su familia se contaban sobre su bisabuelo, un catalán que había emigrado a la Argentina a mediados del siglo XIX y del que se sabía muy poco, tan sólo su nombre, Francisco Blanes. "Los argentinos descendemos de los barcos, los demás latinoamericanos descienden de muchas culturas indias, pero nosotros somos hijos de algún inmigrante europeo que un día subió a un barco y bajó en la Argentina", comenta el autor del documental Sóc català, también llamado Francisco Blanes, quien vino a Barcelona en 1999 como estudiante y después regresó a su país en 2004 para recorrer 5.000 kilómetros buscando sus orígenes e intentando responder a la pregunta ¿cómo es ser catalán en Argentina? En una furgoneta y con su cámara al hombro entrevistó a la última generación viva de inmigrantes catalanes que dejaron su tierra tras la Guerra Civil, intentando recuperar, a partir de la desmemoria histórica y la confusión, su propia historia familiar: "En mi país no se habla del pasado; como ocurre en España las dictaduras provocaron un gran silencio que a las nuevas generaciones nos cuesta mucho trabajo recuperar. Mi padre nunca hablaba de su abuelo y poco sabemos de su vida antes de llegar a Argentina", explica el cineasta.

¿Mami, qué soy, argentino o catalán? Le dije. "Vos sos un pelotudo. Así que, ¡ponéte a trabajar!"

Blanes visitó los casals de Córdoba, Buenos Aires, Bahía Blanca, Rosario, Paraná y La Plata, donde conversó con hombres y mujeres cuyos rostros envejecidos aún revelan la añoranza del Llobregat y frente al lente brindaron su testimonio: "A veces pongo las sardanas y me pongo alegre pero al rato lloro... Agradezco todo a la Argentina, lo que vos quieras, pero yo soy catalana". "(...) Mi padre había estado en los campos de concentración de Argelers. Yo tenía 10 años cuando empezó la guerra e íbamos a buscar papas del año pasado que dejaban los campesinos...". "Yo vine en un barco argentino que se llamaba Salta, vine con mi padre. Salimos casi a la noche, y lo vi llorar, porque decía que jamás volvería a Barcelona, y así fue, murió sin volver". "Las guerras traen nada más que rencores y problemas, así es como venimos a Argentina, para no ir a matar moros".

Los casals de Argentina se descubren como el refugio donde se reúnen los viejos para recuperar lo que la guerra les arrebató y cada celebración se convierte en momento para volcar los sentimientos que se magnifican desde la inmigración, ya sea una castañada o la Diada Nacional de Cataluña, tradiciones olvidadas por las nuevas generaciones que han dejado de asistir a estos centros oficiales. "A los jóvenes nos parecen centros opresivos, algunos se manejan como secta y a excepción del casal de la ciudad de Rosario, todos los demás son muy conservadores, pues transmiten las tradiciones de forma institucional por medio de normas muy estrictas marcadas por la Generalitat. Muchos de ellos tienen problemas internos generados por la búsqueda del poder y quienes los manejan ocupan las subvenciones para beneficios propios; así que, las nuevas generaciones nos hemos decepcionado de estos centros", confiesa Blanes, quien formó parte del casal de Bahía Blanca, su ciudad natal.

Mientras busca las huellas de su bisabuelo, el joven realizador indaga en su propia identidad perdida ¿qué es ser catalán? La respuesta no la encontró en sus entrevistados exiliados desde hace 70 años en Argentina, quienes responden: "Ser catalán es trabajar y trabajar", otros titubean y después de mucho pensarlo, finalmente, le contestan: "Yo no entiendo. Mira. Te voy a decir lo que le dije a mi hijo cuando me preguntó, ¿Mami, qué soy, argentino o catalán? Le dije. "Vos sos un pelotudo. Así que, ¡ponéte a trabajar y dejáte de joder!".

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