Toque de queda en la ciudad fantasma
Cientos de miles de personas huyen con el huracán Katrina en la memoria
Con el huracán Katrina en la memoria, la mayoría de los habitantes de Nueva Orleans abandonaron ayer sus hogares huyendo de unas inundaciones y miseria que ya vivieron en 2005. El alcalde de la ciudad, Ray Nagin, ordenó evacuar los barrios al oeste del río Misisipi, en los que se esperan inundaciones generalizadas. En los distritos del este se declaró un toque de queda que comenzó al anochecer y estará en vigor hasta que haya pasado Gustav.
El Centro de Control de Huracanes de Florida anunció que la tormenta tocaría suelo en Luisiana a mediodía de hoy. Los últimos autobuses municipales salieron ayer a las tres de la tarde. Los ciudadanos que habían decidido abandonar sus casas se agolpaban en las terminales, a la espera de ocupar un asiento en los vehículos. En el centro de la ciudad, las autoridades trataban de dar preferencia a ancianos y enfermos. "Después de lo que pasó con Katrina, esto no es una broma", dijo Jody Anderson al diario The New York Times, recordando que pasó siete días en el refugio improvisado del estadio del Superdome en 2005. "No vale la pena intentar quedarse aquí".
Condados enteros de la costa de Luisiana han sido evacuados
Habrá millones de desplazados en Florida, Alabama, Misisipi y Tejas
Los pocos que decidieron quedarse se sometieron voluntariamente a un estado de excepción declarado por el alcalde de la ciudad. Los 2.000 agentes de la Guardia Nacional que llegaron el fin de semana a Nueva Orleans recibieron la potestad de intervenir ante el más mínimo conato de saqueo tratando de evitar la oleada de violencia y criminalidad que sufrió la ciudad inmediatamente después del paso de Katrina. "A los que no cumplan la ley, les vamos a enviar a la cárcel de Angola
[un centro penitenciario estatal de Luisiana]. Y que dios se apiade de ellos cuando lleguen allí", afirmó Nagin.
La imagen de Nueva Orleans ayer era la de una ciudad fantasma. Los comercios y la gran mayoría de casas permanecían cerrados a cal y canto. A los que se quedaron, se les esfumaron las últimas opciones de encontrar refugio dentro de la ciudad. No habrá servicios sanitarios, ni refugios, ni asistencia municipal durante el paso de la tormenta. El Ayuntamiento había habilitado 17 puntos de recolección de pasajeros. Todos los que decidieron acudir a ellos, eran trasladados a la estación de ferrocarril del centro de la ciudad, para ser llevados en tren o autobús a zonas de acogida en el norte de Luisiana y la ciudad de Memphis, en Tennessee.
Miles de personas hacían cola obedientemente, cargadas con bolsas y maletas. Los autobuses comenzaron a llegar el sábado a las ocho de la mañana, y operaron con extrema puntualidad, evitando el caos y la desorganización de hace tres años, cuando la única solución fue albergar a miles de personas en el Superdome.
La mayoría de hospitales decidió evacuar a sus pacientes a lo largo del día de ayer. La ciudad, desbordada todavía por la reconstrucción del desastre causado por Katrina, no puede ofrecer atención sanitaria o servicios de emergencia a sus propios ciudadanos. En 2005, 14.000 personas acudieron a buscar asilo al Superdome, un recinto en el que las condiciones de los refugiados se deterioraron rápidamente. El estadio permanecerá cerrado durante el paso de Gustav.
No sólo los ciudadanos de Nueva Orleans escaparon este fin de semana de la sombra del Katrina. Las autoridades ordenaron ayer la evacuación entera del condado de Jefferson, limítrofe con la ciudad, en el que residen 431.000 personas. Los meteorólogos creían ayer que esta zona sufriría el paso de diversos tornados de menor intensidad causados por la fuerza de los vientos del Gustav. "Nuestras casas no fueron diseñadas para soportar esto", dijo ayer el presidente de la parroquia del condado, Aaron Broussard.
Se calcula que, al paso de la tormenta, habrá millones de desplazados en los Estados de Florida, Alabama, Misisipi, Luisiana y Tejas. A lo largo del fin de semana centenares de miles de coches -ocupados por familias enteras que han buscado refugio en el norte- han colapsado las carreteras interestatales de Estados Unidos.
Durante todo el día de ayer, las autoridades revirtieron el sentido de todos los carriles de entrada a Nueva Orleans para evitar atascos de última hora. Pocos podían entrar en la ciudad, y los que decidieron quedarse, quedaron aislados a la merced de Gustav.
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