El PSE critica la incapacidad del Gobierno de Ibarretxe para afrontar la crisis
Ares reitera la oferta para negociar las cuentas vascas si cambia de rumbo
El PSE abrió ayer el curso en Bilbao situando la debilitada economía vasca como el principal objetivo de sus actuaciones, por encima incluso del complicado panorama político que se avecina con la anunciada consulta soberanista del lehendakari para el 25 de octubre y la previsible respuesta del tripartito si el Tribunal Constitucional la desautoriza.
Con la vista puesta en las próximas elecciones, los socialistas quieren compatibilizar un discurso constructivo en temas económicos y sociales, "para que los ciudadanos no sean los paganos de la crisis", con la denuncia de la deriva autodeterminista del Gobierno vasco.
El PSE pedirá el impulso del diálogo social y un plan de choque en vivienda
El coordinador de la Ejecutiva del PSE, Rodolfo Ares acusó al lehendakari Juan José Ibarretxe de adoptar medidas cosméticas ante la crisis económica, en vez de soluciones efectivas para paliar la situación que atraviesan los ciudadanos vascos y algunas empresas. Ares se refirió de esa manera a la comparecencia de junio del presidente vasco con los tres diputados generales para anunciar el adelanto de las inversiones públicas. Una forma de actuar que calificó de "inoperante" e "ineficiente", que atribuyó a que el único interés del Gobierno vasco, más allá de los problemas "reales de los ciudadanos" es, precisamente, la consulta de autodeterminación. "Los ciudadanos no tienen que pagar por los errores del Gobierno vasco", dijo tras reiterar el ofrecimiento que hizo el domingo en una entrevista Patxi López para abrir una negociaciación "seria" sobre los presupuestos para 2009.
El coordinador de la Ejecutiva emplazó al Gobierno a una "rectificación" para abordar con garantías la negociación presupuestaria, pero no a una rectificación política, sino estrictamente económica. "Tiene que cambiar el rumbo económico", dijo, y propuso para ello una serie de líneas maestras sobre las que sería posible el pacto.
Los socialistas pedirán al lehendakari que dé un auténtico impulso al dialogo social, cuyos principales organismos, el CES y el CRL, están atascados por los vetos, sobre todo, de los sindicatos ELA y LAB. Además, estiman que es necesario lanzar un plan de choque que impulse la vivienda pública en estos momentos difíciles para el crédito y las personas con menos recursos. Junto al impulso y adelanto de los plazos de la obra pública, que ya iniciaron las administraciones vascas con el plan extraordinario interinstitucional, Ares apostó por el gasto social. "Hay que impulsar, por una parte, la política que afecta a los ciudadanos más desprotegidos, y por otra parte al tejido industrial de las pequeñas empresas", aseguró. "Si el Gobierno vasco afronta este auténtico plan de choque, podrá contar con nuestro apoyo", afirmó. De fructificar un pacto, serían los cuartos prespuestos que Ibarretxe lograría aprobar con el apoyo socialista.
El ofrecimiento del PSE tiene una doble motivación: demostrar que son capaces de consensos más allá de las discrepancias ideológicas y, al mismo tiempo, cubrirse las espaldas ante la posibilidad de que el Gobierno central del socialista Rodríguez Zapatero requiera el apoyo del PNV para sacar adelante los presupuestos en el Congreso. De hecho, los peneuvistas se perfilan como uno de los apoyos posibles para Zapatero -ya se han establecido contactos entre ambas partes- y el PSE no quiere que su respaldo a las últimas cuentas de la legislatura en Euskadi aparezca como una consecuencia forzada de un acuerdo alcanzado en Madrid.
El PSE sostiene que ante una situación de crisis como la actual, un "gobierno responsable" debería esforzarse en generar confianza y estabilidad, un camino "opuesto" al que han elegido, según él, los miembros del tripartito. Ares criticó que PNV, EA y EB hagan exactamente lo contrario, crear incertidumbre y confrontación con la propuesta de la consulta, "y además inestabilidad" con sus diferencias internas.
Los tres socios de Gobierno mantienen importantes diferencias en torno a la reforma de los modelos lingüísticos; no han sido capaces de consensuar una posición unitaria sobre el proyecto de ley de Vivienda, y EB discrepa directamente en la principal infraestructura vasca, la Y ferroviaria de alta velocidad. Los socialistas confían en que los resultados electorales de las generales en el País Vasco, que les situaron como primera fuerza, no sean coyunturales, sino que "responden a una corriente de fondo que quiere acabar con una etapa agotada de gobiernos del PNV".
Un portavoz del Gobierno vasco respondió al PSE acusándole de estar inmerso en una "intensa pero inexistente campaña electoral".
La fusión, para después
El PSE no tiene en su agenda política inmediata la fusión de las cajas de ahorro vascas. Es más, Rodolfo Ares dijo ayer que se trata de un asunto que requiere de una calma que ahora no hay, y postergó su abordaje hasta después de la próxima primavera, tras los comicios autonómicos. "Queda muy poco para que se celebren las elecciones y, probablemente, esta cuestión se podrá afrontar con más garantías de éxito después" de esa cita, dijo. De esta forma, desvinculó esta cuestión de la negociación presupuestaria que pueden iniciar el PNV y los socialistas tanto en el Parlamento vasco como en el Congreso.
Después de un verano en el que la fusión ha vuelto a ocupar cierto espacio en los debates políticos, y más de tres años después de que las tres cajas hicieran público en 2005 el plan empresarial para unirse en un proyecto común, la posición del PSE sigue sin alterarse. "La dinámica política y la actitud del Gobierno vasco y de los partidos que lo respaldan no facilitan demasiado" ese proceso, reiteró.
Para los socialistas el problema sigue estando en Álava, donde sostienen que el clima político y social interno no facilitan la cuestión. Ares explicó que la fusión es un asunto que, en primer lugar, tiene que resolverse desde el consenso en el seno de las propias entidades, y tanto en Guipúzcoa como en Álava, es necesario el concurso del PSE para lograr los dos tercios de las asambleas necesarios para lanzar el proyecto. En Álava, la oposición del PP es total. Aunque los aspectos empresariales de la integración están desarrollados hasta los más pequeños detalles, sigue habiendo discrepancias políticas en las cuotas de representación provincial en los órganos de decisión internos.
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