_
_
_
_
La carrera hacia la Casa Blanca | Convención Demócrata

Los seguidores de la senadora se niegan a aceptar la derrota

"¡Ni siquiera se le ha tenido en cuenta como vicepresidenta!", se queja una delegada

Mónica Ceberio Belaza

"Obama, a diferencia de Hillary Clinton, no tiene experiencia. No tiene un buen plan de salud. No sabe nada de política exterior. Dudo de que sea lo suficientemente patriota. Y no me gusta cómo ha sido designado. Los que inclinaron la balanza a su favor fueron los superdelegados, que son elegidos por el partido y no por los electores.

Hillary Clinton llama a la unidad, pero algunos creen que lo hace sin convicción
Más información
Clinton: "Estoy orgullosa de apoyar a Obama"
Llega el turno de Bill Clinton para impulsar la candidatura de Obama
Bill Clinton: "Barack Obama está preparado para ser el presidente de EE UU"
Los Clinton se adueñan del cónclave

Se ha quitado la voz al pueblo. Desde luego no voy a votarlo el miércoles, y tampoco en noviembre". Son palabras de Mary Fierro, delegada de Fresno, California, seguidora incondicional de Hillary Clinton y perfecto ejemplo de la división que reina estos días en Denver dentro de los delegados demócratas que deben nombrar al próximo candidato a la presidencia de Estados Unidos. Muchos, como Fierro, saben que el elegido será inevitablemente Obama, pero van a pelear hasta el último segundo por su candidata.

Fierro, una veterana maestra con padres mexicanos, siente que Clinton ha sido ultrajada, especialmente después de la designación del senador de Delaware Joe Biden como candidato a vicepresidente. "Ya tuvimos bastante con ver cómo se trataba sin respeto a Hillary por ser mujer, cómo se tuvo que apartar de la carrera injustamente y ahora sufrimos una última humillación, ¡que ni siquiera sea considerada como vicepresidenta!", se indigna. "Yo he votado en cada elección desde que tenía 18 años. Siempre por los demócratas. Pero este año, como muchos amigos míos, o no lo haré o votaré por McCain. Quizá incluso escriba el nombre de Hillary en la papeleta, como último gesto simbólico de gratitud".

Por las calles de Denver y por los pasillos del Pepsi Center circulan incesantemente hombres y mujeres especialmente estas últimas- con camisetas, chapas, gorros, pegatinas y banderas de apoyo a Hillary. Hay varios grupos que convocan reuniones y manifestaciones. No sólo están indignados sino que quieren que su furia quede bien patente ante los miles de periodistas que pueblan la ciudad. Mientras tanto la senadora, que en la noche de ayer tenía que ofrecer en prime time su gran discurso en la Convención, hace llamamientos a la unidad. Pero algunos se preguntan si con la intensidad necesaria.

Clinton tuvo dos apariciones públicas el lunes, el día que se inauguraba la Convención. La primera fue un desayuno con los demócratas de Nueva York y la segunda, una reunión sectorial con hispanos. En ambas pidió apoyo para el senador Obama, pero sin apenas ensalzar al candidato, centrándose sobre todo en la necesidad de sacar a los republicanos de la Casa Blanca y en acabar con las políticas de los últimos ocho años.

Los hispanos la recibieron en pie y con una larga ovación. Este grupo fue una de las bazas más importantes para Clinton en el largo proceso de las primarias, y jugarán un papel fundamental en las elecciones de noviembre. Sus votos son esenciales en estados clave como Nevada, Nuevo México o Florida, y el equipo de Obama sabe que tiene que convencer a todos los seguidores de Hillary de que él defenderá mejor sus intereses que John McCain.

"Ahora debemos unirnos en torno al próximo presidente de Estados Unidos, Barack Obama", dijo Clinton. "Debemos recordar por qué estamos peleando. No sólo para elegir a una persona particular como presidente sino para que nos devuelvan nuestro país. Quizá comenzamos desde distintos caminos, pero ahora estamos todos en el mismo viaje". La senadora se desmarcó de inmediato de los últimos anuncios del republicano McCain, que está usando contra Obama las duras palabras de Hillary durante las primarias. Bromeando sobre la frase con la que los candidatos dan su visto bueno a los anuncios electorales, dijo "Soy Hillary Clinton, y no apruebo este mensaje".

La multitud de hispanos la aplaudió enfervorizada. "You go, girl" [Adelante, chica] le gritaba una mujer de mediana edad con lágrimas en los ojos. Otra decía a una amiga: "Él nunca nos ha hablado así". Una delegada de Kansas que apoya a Obama, Teresa Garza, se alegraba del mensaje de unidad. "Espero que sea sincera. Debe ser duro para ella aceptar la derrota, pero es su obligación hacerlo por el bien del partido y del país. Hay mucho en juego".

En el Pepsi Center, cuando aparece en pantalla alguna imagen de Clinton los delegados se encienden. Sonya Jaquez, delegada de Colorado, con bolso y sombrero morados forrados de chapas y pegatinas de Hillary, dice que quizá considere votar a Obama en noviembre, pero que tendrá que convencerla. "Hasta ahora sólo habla de esperanza y cambio pero no concreta nada. Y ya va siendo hora".

El partido demócrata necesita urgentemente cicatrizar las heridas. Obama y su equipo, conscientes de que no considerar a Clinton como vicepresidenta ha sido un último y fuerte agravio para algunos, no dejan pasar las oportunidades de honrarla. Saben que tuvo 18 millones de votos que ellos van a necesitar. La mujer del candidato, Michelle, aprovechó su emotivo discurso del lunes por la noche para rendirle un homenaje. Habló de su gran hazaña. "Gracias a ella nuestros hijos e hijas pueden ahora perseguir sueños más importantes, y yo misma estoy un poco más arriba". Y Michelle Obama aplaudió con cara de respeto junto a los 20.000 asistentes que llenaban el pabellón.

Agentes de policía arrojan gas lacrimógeno contra unos manifestantes durante la Convención del Partido Demócrata.
Agentes de policía arrojan gas lacrimógeno contra unos manifestantes durante la Convención del Partido Demócrata.AP

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Mónica Ceberio Belaza
Reportera y coordinadora de proyectos especiales. Ex directora adjunta de EL PAÍS. Especializada en temas sociales, contó en exclusiva los encuentros entre presos de ETA y sus víctimas. Premio Ortega y Gasset 2014 por 'En la calle, una historia de desahucios' y del Ministerio de Igualdad en 2009 por la serie sobre trata ‘La esclavitud invisible’.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_