"Georgia nos quitaría el aire, si pudiera"
Soldados georgianos podrían haber quedado escondidos en las escarpadas montañas del desfiladero de Kodor, el territorio del Cáucaso de donde los independentistas abjazos les obligaron a retirarse el 12 de agosto. En una entrevista con EL PAÍS, el presidente de la región separatista de Abjazia, Serguéi Bagapsh, dice "sospechar" que "en las montañas hay representantes de las Fuerzas Armadas georgianas que aún no han salido". "Peinaremos el terreno, examinaremos la situación", agrega.
La amplia lista de tareas que Bagapsh se plantea en Kodor comienza por "desminar los puentes y las estaciones eléctricas", pues, según él, los georgianos "minaron todos los puentes" y aún quedan algunos minados en Azhara, el principal centro urbano de la parte alta del desfiladero, y en Chjalta, que fue la cabeza de puente de Tbilisi en la región.
"Vamos a hacer una verdadera frontera, con alambres de espino y controles"
"Sospecho que en las montañas aún quedan soldados georgianos"
¿Hay peligro de que puedan reanudarse los enfrentamientos militares con Georgia? Bagapsh dice "no excluir nada del todo, porque sé con quién me las tengo que ver". Y añade: "Estamos preparados, porque puede haber provocaciones. Georgia se ha dedicado a provocar durante 15 años, por eso no excluyo nada. La comunidad internacional debería prohibir a Georgia tener Fuerzas Armadas. Ese país debe ser desmilitarizado".
En Abjazia preocupa que pueda instaurarse un clima de violencia de baja intensidad. La muerte de dos guardafronteras abjazos -tras la explosión de una mina el domingo en la zona de seguridad en torno al río Inguri- es considerada como una inquietante señal sobre lo que depara el futuro próximo.
Bagapsh opina que la zona de seguridad de 25 kilómetros entre Georgia y Abjazia (a razón de 12,5 kilómetros por parte) puede mantenerse en sus actuales dimensiones, pero debe ser desmilitarizada de verdad y en ella sólo deben permanecer los guardafronteras.
Durante el enfrentamiento de Georgia con Rusia, los pacificadores de este país cruzaron la demarcación por el río Inguri, establecida en la fórmula de regulación del conflicto georgiano-abjazo en 1994, y entraron en el pueblo georgiano de Senaki, que "estaba atiborrado de armas".
Senaki está cerca de la zona de seguridad con Abjazia y el arsenal que había ahí era, según Bagapsh, parecido al que los georgianos tenían en Gori, ciudad situada también a pocos kilómetros de Osetia del Sur. "Los acontecimientos han confirmado que las armas que los occidentales han vendido a Georgia han disparado contra nosotros", afirma el líder independentista. "Vamos a hacer una verdadera frontera con Georgia, con alambres de espino y tres pasos por los puentes sobre el Inguri controlados por guardafronteras. Sin el control de las fronteras no habrá tranquilidad en la región de Gali", afirma.
Bagapsh quiere aumentar el número de los pacificadores rusos y también un control marítimo y, a la larga, un tratado militar con Rusia y posibilidad de abrir bases rusas en la costa abjaza. "Ahora controlamos tierra y aire, así que vamos a pedir a los pacificadores que patrullen por el mar", señala. También quisiera reabrir al tráfico civil el aeropuerto de Sojumi, empleado ahora por los militares: "Georgia no nos ha dejado ni abrir los puertos, ni restablecer el ferrocarril ni reabrir el aeropuerto. Quieren quitárnoslo todo. Si pudiera, Georgia nos quitaría el aire para que no pudiéramos respirar".
El líder independentista abjazo estaba dispuesto a acudir a una frustrada conferencia que se iba a celebrar en Berlin del 15 al 20 de agosto. Bagapsh quería aprovechar la cita para debatir sobre "la retirada de Georgia del desfiladero de Kodor y la firma de un acuerdo de cese de las actividades militares". Ahora, "las únicas conversaciones posibles son para reconocer la independencia", afirma.
En los últimos meses, Bagapsh ha recibido la visita de múltiples políticos y diplomáticos, entre ellos el vicesecretario de Estado norteamericano Matthew Bryza, que tras la conquista del valle de Kodor ha tildado de "delincuentes" a los dirigentes abjazos. Bagapsh aconseja a Bryza "no volver por aquí durante algún tiempo" y señala que la misión de reconciliar Abjazia con Georgia pasa hoy por "reconocer a Abjazia".
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