La patronal bancaria acusa al BCE de ayudar a esconder hipotecas 'basura'
Las firmas españolas, perjudicadas por la congelación del mercado interbancario
8.500 familias estadounidenses inician cada día un juicio de embargo por su vivienda. En los próximos cinco años, los expertos creen que uno de cada ocho dueños de casas tendrá que pasar por eso. La Administración Bush, consciente de la gravedad del problema, no deja de tomar medidas de emergencia. El pasado junio la Reserva Federal (Fed) anunció que extiende hasta enero de 2009 el mecanismo de emergencia diseñado en marzo para inyectar liquidez a la banca de inversión. Su objetivo es combatir la fragilidad del sistema bancario y el parón económico. La Fed quiere contener la sangría originada por las hipotecas subprime o de alto riesgo. Ante los problemas de la gran banca, el Banco Central Europeo (BCE) le acompañó y amplió los fondos en dólares que pone a disposición de las entidades europeas.
Pero la actuación de los bancos centrales de ambos lados del Atlántico no convence a la banca española. Las medidas para facilitar financiación en dólares "posiblemente puedan servir para que los bancos europeos refinancien las inversiones que en su día hicieron en subprime", según un portavoz de la Asociación Española de Banca (AEB). Si esto fuera así, continúa esta fuente, "la medida no ayudaría a que los bancos europeos reconozcan sus pérdidas esperadas en los productos contaminados, con lo que no se estaría avanzando en la normalización de los mercados internacionales de financiación", algo que esta patronal reclama desde comienzos de la crisis.
El problema de fondo es que el sistema financiero está bloqueado porque el mercado interbancario, donde se realizan los préstamos entre las entidades, tiene escasa actividad desde hace meses. Prácticamente desde el inicio de las turbulencias, hace un año. Y la banca española, necesitada de financiación, se ve perjudicada.
¿A quién corresponde solucionar este conflicto? Según la patronal española, buena parte de los bancos internacionales no han hecho público un completo análisis de sus riesgos. Además, como están continuamente anunciando nuevas provisiones y buscando capital, provocan una inseguridad entre las demás entidades y ahuyentan a los inversores. Miguel Martín, presidente de la AEB, ha pedido recientemente al BCE que exija a cada uno de los bancos centrales de Europa, que son los que realizan la supervisión, más rigor en la clarificación de las cuentas y que declaren no sólo los agujeros actuales, sino también la pérdida esperada para que los mercados sepan a qué atenerse.
En Fráncfort la situación se ve de otra manera. José Manuel González-Páramo, miembro del Consejo Ejecutivo del BCE, cree que el mercado interbancario "es un asunto de los propios bancos que lo conforman. El interbancario no funciona bien porque no hay la suficiente transparencia".
Las gran banca internacional se defiende diciendo que el problema es que "el continuo deterioro del mercado hipotecario y de crédito exige nuevas provisiones. Es lo mismo que está pasando a las entidades españolas, cuya morosidad no deja de crecer". No obstante, la banca española tiene una diferencia con sus competidores europeos: las provisiones anticíclicas, que les proporcionan un margen de al menos un año para parar el golpe de la crisis.
De una manera u otra, la crisis exigirá un cambio profundo en la gestión financiera. Francisco Sánchez-Asiaín, presidente de UBS España, considera que "después de esta burbuja, la economía va a sufrir un proceso de desapalancamiento [reducción de activos] que va a afectar a empresas, bancos y particulares. Consecuentemente, los bancos de inversión reducirán sus balances, algo que de hecho ya está ocurriendo".
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