Rusia propone una estrategia de seguridad paneuropea
La OTAN desconfía de un plan que daría a Moscú poder de veto
La OTAN recibió ayer con desconfianza la presentación oficial del plan ruso que ambiciona sustituir la Alianza Atlántica por un pacto paneuropeo de seguridad vinculante, suscrito por todos los Estados a título individual y que reserva el derecho de veto a todos ellos. El embajador ruso, Dmitri Rogozin, aplazó a septiembre la explicación de los detalles y aseguró a los embajadores aliados que no se trata de crear enfrentamientos sino de buscar acuerdos que acaben con la división de Europa. Una fuente diplomática consideró peligroso y delicado entrar en el juego con Moscú, que además de no ser una democracia ejemplar es un socio imprevisible.
Rusia ha vuelto al centro de la escena internacional para quedarse y participar activamente en ella, señaló hace unos días el presidente Dmitri Mevdéved a sus embajadores, que ahora explican en sus destinos el nuevo concepto de política exterior y defensa que busca el Kremlin.
El embajador ruso ante la OTAN dejó para más adelante las explicaciones. Rogozin, un maestro en la propaganda, intentó subrayar los aspectos positivos del nuevo concepto, acabar con las divisiones en Europa y potenciar la multilateralidad de las relaciones, según una fuente conocedora de la discusión. El diplomático ruso dijo que no se trata de socavar a la OTAN ni la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa.
Sus palabras tranquilizadoras no convencieron a los aliados, conocedores de las propuestas de Medvédev de primeros de junio en Berlín que prácticamente entierran la relación euroatlántica, por considerar que ya ha hecho todo su recorrido como base para la seguridad.
La Alianza no está capacitada para hacer frente a los desafíos y amenazas modernos, dijo Medvédev ante los embajadores. De ahí la necesidad, según el Kremlin, de crear un nuevo pacto de seguridad desde Vancouver a Vladisvostock, que sea acordado en una gran cumbre europea y que subsuma todas las organizaciones existentes en una gran estructura de seguridad. Ese pacto daría a Rusia, aparentemente, derecho de veto sobre la OTAN.
Los embajadores esperaban recibir algunas clarificaciones sobre las intenciones de un Moscú que responde así al acercamiento de la Alianza a sus fronteras, con la prometida ampliación de la OTAN a Ucrania y Georgia, y al escudo antimisiles que EE UU instalara en Europa.
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