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LA CALLE | De noche
Columna
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El Raval a sus pies

La Rambla del Raval parece una copia de aquello que hizo Moisés, un partido mar Rojo. Ante tamaño claro en Ciutat Vella uno busca donde cobijarse y pasea y divaga por bares tan sugerentes como farsantes. Grandes estandartes del cosmopolitismo lounge que han sido fagocitados por la marea guiri que azota la ciudad, antaño gamberra. Y como si fuera el faro de Alejandría aparece el Ambar, en la esquina con Sant Pau. En verano unas pocas sillas de terraza de horchatería dan la bienvenida. La entrada en el local podría ser más seductora sí, pero la decoración setentera acaba haciendo del espacio algo agradable, mínimo, pero habitable. Pero no es cuestión de continente sino de contenido.

Clientela variada dentro de lo que es el fenómeno postmoderno del Raval hoy en día. No es lugar para degustar cócteles o disfrutar de grandes vistas, pero sí para hacer una primera copa, algo simpático. Y es que a veces lo que interesa es sentirse a gusto. En definitiva, es un buen local para un primer paso, pero no sólo eso. La música, de aquella que llaman moderna, es envolvente, sugerente, aunque a veces obligue a gritar al acompañante, poco romántico de todas todas. El ambiente de compadreo y de multiculturalidad occidental podría haber desembocado en un gueto de anglosajones de diversos puntos del Gran Imperio Británico, pero no es así.

El Ambar posee un aquel, cierta alma propia, un motor que le hace un espacio de obligada visita. No eres nadie en el Raval si no te dejas caer por el Ambar. Después, al salir, la ciudad se rinde a los pies de uno, pícara, como un viejo amor. Hoy hace 16 años que se inauguraron los Juegos Olímpicos de Barcelona y su espíritu pervive en la ciudad, orgullosa, pero complaciente. Ciutat Vella ha renacido desde entonces y el Ambar es una prueba de ello. Con sus pros, pero sobre todo con sus contras.

- Lo más. Un ambiente más que interesante a medida que se apaga el Sol, entre gran ebullición.

- Lo menos. A menudo parece que los camareros estén más pendientes de sus amiguetes o de la música que de la clientela. Pecado venial, pero molesto.

- Dirección. Ambar Bar. Sant Pau, 77. Teléfono 626 58 70 44. Lunes a miércoles de 8 a 22 horas. Jueves a sábado hasta la 1 h. Domingo cerrado.

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