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Tribuna:coyuntura nacional
Tribuna
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Los desequilibrios financieros siguen aumentando

Entre la marabunta de datos negativos que hemos conocido en las últimas semanas pasó casi inadvertida la contabilidad nacional de los sectores institucionales que publicó el INE el pasado día 8, referida al primer trimestre del año. Es ésta una estadística que no genera grandes titulares pero que es muy importante, pues da noticia de cómo van evolucionando las rentas de los sectores (hogares, sociedades financieras y no financieras, administraciones públicas y resto del mundo) y de cómo estos la utilizan, lo que determina la variación de los flujos de ahorro, inversión y déficit, y en definitiva, de las posiciones financieras de los mismos, que, a su vez, condicionan su capacidad o disposición para gastar. Es importante ahora porque la fase cíclica por la que está atravesando la economía española es una fase de ajuste de toda una serie de desequilibrios (déficit, endeudamiento, sobreinversión...) generados por los distintos sectores en la fase expansiva. De cómo vaya avanzando este ajuste dependerá, en primer lugar, la mayor o menor intensidad de la moderación o caída del gasto en consumo e inversión (y, por lo tanto, del PIB y del empleo) y, en segundo lugar, el tiempo que falte hasta que se complete el proceso, es decir, hasta que la economía esté en condiciones de recuperarse.

Sigue el deterioro de la situación financiera de los hogares, así que el ajuste no ha hecho más que empezar En 2007, la deuda alcanzó un nivel histórico del 130,7% del PIB, diez puntos más que un año antes

El problema de la situación actual es que, cuando los hogares y empresas habían empezado tímidamente a ajustar sus desequilibrios, estos se han agrandado como consecuencia de la pérdida de renta real ocasionada por la subida de los precios del petróleo, alimentos y otras materias primas. Tengamos en cuenta que si estos precios se mantuvieran hasta finales de 2009 en sus niveles actuales, los hogares y empresas habrían acumulado entre 2008 y 2009 una pérdida de renta real por un importe equivalente al 3% del PIB, lo que quiere decir que tendrían que reducir su consumo e inversión por esa cuantía para liberar recursos con los que pagar el aumento de la factura del petróleo y materias primas. Si dispusieran de financiación como en los años pasados, podrían hacer este ajuste poco a poco, aunque fuera endeudándose más, pero sin ella, el ajuste del gasto interno tendrá que ser rápido y severo.

Lo que nos dice la contabilidad de los hogares (gráficos superiores) es que el avance de su renta disponible se ralentiza como consecuencia del menor aumento del empleo y del fuerte crecimiento de las cargas financieras. Al mismo tiempo, el crecimiento del consumo nominal se mantiene estable, pues aunque se reduce en términos reales, se aceleran los precios, lo que se traduce en una disminución de la tasa de ahorro. También empieza a reducirse la tasa de inversión, pero todavía en menor cuantía que la de ahorro, y por tanto, la necesidad de financiación (diferencia entre ambas) aún sigue aumentando, alcanzando un 2,9% del PIB en los últimos cuatro trimestres. Por su parte, el endeudamiento alcanzó al final del pasado año una cifra equivalente al 83,6% del PIB, cuatro puntos porcentuales más que un año antes (gráfico inferior derecho). Es decir, la situación económico-financiera de los hogares a la altura del primer trimestre, lejos de mejorar, continuaba deteriorándose, lo que nos está indicando que el ajuste no ha hecho más que empezar. La restricción crediticia lo está acelerando, pero la pérdida de renta real ocasionada por la inflación lo dificulta y lo alarga en el tiempo.

Por lo que respecta a las sociedades no financieras, su ahorro (beneficios brutos no repartidos, después de impuestos) empieza a aumentar tímidamente (gráfico inferior izquierdo), pero no en suficiente cuantía para reducir su abultada necesidad de financiación, que se mantiene por encima del 10% del PIB. La deuda al finalizar el pasado año alcanzó un nivel histórico del 130,7% del PIB, diez puntos más que un año antes. En estas circunstancias, teniendo en cuenta la restricción crediticia y el hecho de que a lo largo del año los resultados generados por las empresas se van a reducir, el ajuste a la baja de su inversión va a tener que ser importante.

En resumen, los hogares y empresas mantienen una posición económico-financiera comprometida, que se ve enormemente agravada por la escalada inflacionista y la crisis financiera, lo que augura un importante ajuste a la baja del consumo y la inversión en lo que resta de este año y el próximo.

Ángel Laborda, es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS)

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