El mejillón cebra ha colonizado ya los pantanos del Zadorra, según los expertos
La Confederación del Ebro cree inevitable su salto a los ríos de la cuenca cantábrica
La invasión del mejillón cebra ya es inevitable en Euskadi. Esa es la conclusión de la Confederación Hidrográfica del Ebro, tras detectarse larvas de este molusco invasor en el embalse de Ullíbarri. La entidad da por contaminados los embalses del Zadorra -la principal reserva de Euskadi, que abastece a Bilbao y Vitoria- y cree que es cuestión de tiempo que el mejillón cebra salte de cuenca y afecte a los ríos de la vertiente cantábrica.
"Será tarde o temprano", asegura Rafael Romeo, comisario de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Ebro.
Las instituciones anunciarán el lunes medidas de lucha contra el molusco
Ekologistak Martxan dice que la previsión ha sido un fracaso
El Consorcio de aguas instalará un filtrado especial en la captación
Aunque hasta ahora sólo se han descubierto larvas en Ullíbarri, el comisario de Aguas señala que es una "concentración significativa" que revela la existencia de moluscos adultos. "Otra cosa es que no estén localizados".
La llamada comisión del seguimiento del mejillón cebra -la forman la Confederación Hidrográfica, el Gobierno vasco, las diputaciones o los consorcios de agua- se reunirá el lunes en Vitoria adoptar medidas para intentar frenar la plaga. La Agencia Vasca del Agua, el organismo creado por el Gobierno para unificar la gestión de esta área, no es tan clara como la Confederación, pero admite que se adoptarán medidas. "Vamos a tratar de retrasar la colonización el mayor tiempo posible", señala un portavoz.
El Consorcio de Aguas Bilbao-Bizkaia, la entidad que se nutre del embalse de Ullíbarri, tampoco esconde la realidad. "En principio, la extensión [del mejillón cebra] es irreversible. Lo que esperamos es ponérselo difícil", señala Jon Ander Etxebarria, el responsable del laboratorio de agua potable de la estación de Arrigorriaga. "Si prolifera", reconoce, "se va a meter en el Cantábrico". No hay esperanzas de que ocurra lo de hace un año en Guipúzcoa: se detectaron larvas en el pantano de Lareo, en Ataun, pero al ser una balsa cerrada, se controló y todo quedó en un susto.
¿Y no había manera de evitar la invasión de este molusco, que colonizó hace seis años el río Ebro? "Que llegara a Ullíbarri es normal", responde Rafael Araujo, biólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid. "Está dentro de la cuenca del Ebro". Pero Araujo sí considera que el trasvase a los otros ríos vascos se puede evitar "si se toman las medidas". "Lo que hay que hacer primero es mirar con lupa los lugares con trasvase a la cuenca cantábrica". Luego se deberían adoptar actuaciones "caras y complicadas", algunas de difícil "comprensión social", que significarían un cambio total en los hábitos del consumo del agua.
Araujo coincide con los ecologistas en que en el Ebro no se han tomado las medidas necesarias. Andrés Illana, portavoz de Ecologistak Martxan, revela que el último verano hubo personas que circularon a lo largo del Ebro en piraguas -el mejillón cebra se suele adherir en los cascos de las embarcaciones- "sin que nadie les parase ni les dijese nada". Illana considera "significativo" que las larvas hayan llegado antes al embalse que al río Omecillo, que desemboca en el Ebro. "Los embalses se tenían que haber blindado. Lo que se ha hecho es un fracaso".
El comisario Rafael Romeo apunta que las características de los ríos de la vertiente cantábrica (con pendientes y aguas rápidas, lo que menos gusta al mejillón cebra) pueden limitar la invasión a los meandros y las zonas de aguas lentas.
Más costes económicos
Las afecciones causadas por el mejillón cebra no son sanitarias, sino económicas. También destruye el ecosistema acuático y reduce la biodiversidad, pero especialmente el daño viene porque coloniza tuberías y conducciones de aguas, llegando a inutilizarlas. Igualmente recubre los cascos de las embarcaciones, dañando los motores. "En un pueblo de Aragón tuvieron que cambiar entera la conducción de agua, desde la toma hasta los grifos en los domicilios", cuenta el biólogo Rafael Araujo.
Por eso, los costes económicos son importantes. "Hablamos de millones de euros", señala Araujo. En Estados Unidos suele suponer más de 5.000 millones de dólares al año en daños y medidas de control. "Tenemos que concienciarnos de que es un problema con el que hay que convivir", apostilla el comisario de Aguas de la Confederación del Ebro, Rafael Romeo. En países europeos esta plaga lleva dos siglos y todos los grandes lagos de Estados Unidos tienen el problema desde hace más de 20 años. Por eso, los daños del mejillón cebra son un gasto más en el mantenimiento de las redes de agua.
Romeo asegura que en Euskadi, y especialmente en el caso del embalse de Ullíbarri, se deberá potenciar el filtrado. El responsable del laboratorio de Arrigorriaga del Consorcio de Aguas Bilbao-Bizkaia, Jon Ander Etxebarria, dice que ha propuesto instalar un filtro especial "que repele a las larvas" e ir modificando los volúmenes de los embalses de Ullíbarri y Urrunaga, los dos que componen el sistema Zadorra. "Si al mejillón le dejas cinco o seis días al descubierto, se muere".
Aunque habitualmente se cita a las embarcaciones de recreo y a los pescadores como las vías de transmisión de la contaminación, ahora se apunta también incluso a las aves, a través de los peces que capturan y las heces. "Es muy difícil saber el causante de que haya llegado al embalse de Ullíbarri", explica Rafael Romeo.
La Agencia Vasca del Agua asegura que estos años se han adoptado medidas en el embalse, como la desinfección de las embarcaciones. Ekologistak Martxan replica que se obvieron otras medidas, y "en sólo dos años ya lo tenemos aquí".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.