Peligro lento en las calles

Cinco minutos antes de las seis de la mañana, Alberto Laspalas, pamplonés de 33 años, realizaba ejercicios de calentamiento junto al poste número 17, en el lado derecho de la cuesta de Santo Domingo y a pocos metros de la hornacina del Santo. Con las piernas estiradas sobre el suelo recién baldeado, soportaba estoico las bromas de los transeúntes que deambulaban con sus macetas de kalimotxo por el primer tramo del recorrido del encierro. "Siempre empiezo a correr desde la plaza del Ayuntamiento, cuando los toros se pegan a la derecha al llegar al final de Santo Domingo, y desde ahí sigo hasta la plaza", explicaba.

Alberto parecía en ese momento la única persona sobria que transitaba los 280 metros de la cuesta de Santo Domingo. A las 6.25, el trasiego de borrachuzos comenzó a alternarse con las primeras cuadrillas de tipos a punto de enrollar con las manos el diario. Algunos de ellos saludaban a Alberto y le deseaban suerte mientras se perdía por la cuesta de camino a la esquina del Ayuntamiento. Con la amanecida de las 7.00, desde el poste 17 se divisaban rostros menos ebrios, más frescos. Aunque todavía se escuchaba más fuck-off que otra cosa...

Uno de los contusionados se encuentra en estado muy grave

Una vez subido el Santo a la hornacina a las 7.25, los agentes de la Policía Municipal se afanaron por desalojar del recorrido a los más despistados. Incluso un listillo estuvo a punto de perderse la carrera por su tentativa de micción junto a un árbol del aparcamiento situado frente al Museo de Navarra.

La alcaldesa de la ciudad, Yolanda Barcina (Unión del Pueblo Navarro), subió la calle con sus escoltas a las 7.40, confundiéndose entre la masa de corredores expectantes. El murmullo de los mozos apelotonados alrededor de San Fermín difuminaba la megafonía que explicaba las normas de la carrera. Todos a una, periódicos enrollados en la mano, pidieron las correspondientes bendiciones al santo. Quedaban cinco minutos. Los cánticos incluyeron un emotivo homenaje al montañero Iñaki Ochoa de Olza, fallecido recientemente en el Himalaya y habitual corredor de la cuesta de Santo Domingo.

Un mar de cabezas saltando. Muchos corredores habían subido ya en dirección al Ayuntamiento antes del primer cohete. Los que se quedaron a esperar a la manada empujaron unos metros hacia abajo a los 10 agentes de Policía Municipal que ejercían de barrera humana a mitad de la cuesta. Cinco segundos después de las ocho de la mañana, los toros del Conde de la Corte llegaron a ritmo suave a la altura del poste 17 con un morlaco a la cabeza, que dejó algún derrote a la izquierda. El paso de toros y cabestros por la calle de Santo Domingo provocó numerosas caídas y dejó un rastro de seis heridos por traumatismos.

Unos metros hacia delante, otros sanitarios atendían a un hombre sangrando por la ceja derecha y evacuaban a un tipo con el tobillo derecho completamente desencajado. Su cara era la del que acaba de ver pasar la marabunta sobre su cabeza. Al final de la calle, en la parte derecha de la esquina con el Ayuntamiento, dos heridos eran atendidos en el suelo por múltiples traumatismos. La carrera prosiguió desordenada por la calle de Mercaderes y de la Estafeta.

Los toros llegaron prácticamente uno a uno a la plaza y culminaron un peligroso encierro de cuatro minutos y 22 segundos que dejó atrás 13 heridos, uno de ellos de pronóstico muy grave. Se trata del vecino de Lekunberri J. E. A., de 37 años, herido en el tramo de Santo Domingo y que presenta hemoneumotórax, fracturas costales y rotura de bazo.

Cuatro retransmite los encierros en directo cada día a partir de las 7.25.