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Dos grandes citas de la escena europea

Aviñón, el gran teatro del mundo

El festival francés, que arrancó ayer, reúne más de 1.000 montajes y 800 compañías

La mayor fiesta mundial del teatro ya ha estallado en Aviñón, convirtiendo esta ciudad del sur de Francia, durante tres semanas (hasta el día 26), en un escenario infinito e insólito que albergará 35 espectáculos en la selección in u oficial y más de 1.000 en el denominado festival off, con un total de 818 compañías teatrales.

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Por las calles y plazas de la localidad desfilan desde ayer grupos de todo el mundo anunciando sus montajes y rivalizando en imaginación a la hora de inventar nuevas técnicas publicitarias. Los semáforos, señales de tráfico y elementos de mobiliario urbano están cubiertos de carteles que anuncian toda suerte de montajes, desde las fundacionales tragedias griegas hasta el último invento de Romeo Castellucci, pasando por las comedias de bulevar, el repertorio de los clásicos o las adaptaciones más insospechadas.

Aviñón es, durante todo el mes de julio, una ciudad verdaderamente tomada por el teatro. Cuando todo empezó, en 1947, bastaba con un escenario al aire libre, improvisado, en la impresionante Cour d'Honneur (Patio de Honor) del palacio de los Papas. Hoy sirven de teatro los patios de los institutos, los claustros de los conventos, las capillas desafectadas, las salas de los museos, las instalaciones del mercado agrícola, los cines, los garajes, las antiguas fábricas e incluso se han dado representaciones en la plataforma de un camión en marcha. A veces, para poder llenar estos espacios, la organización tiene que reunir a más de 2.000 espectadores. Otras veces, la obra está concebida para uno sólo.

La edición de 2008 -la número 62 de una historia muy agitada con suspensiones a raíz de la resaca de Mayo del 68 o, más recientemente, en 2003, la anulación pura y simple debida a la huelga de los llamados intermitentes del espectáculo- arranca en la antigua cantera de Boulbon.

Es éste un espacio mítico, de muros de piedra, tallados por los picos y las máquinas que de allí sacaron tres millones de toneladas de rocas para construir un pantano. Un espacio que fue consagrado por Peter Brook cuando lo eligió en 1985 para su gigantesco Mahabharata y su noche de nueve horas de poesía.

Esta vez, la obra que se instala en la cantera es Le partage du midi, un texto de Paul Claudel escrito cuando éste era cónsul francés en China, en plena guerra de los boxers, hace más de cien años. Claudel lo hizo imprimir en una edición de sólo 150 ejemplares destinados a los amigos. Y en 1948, cuando finalmente se puso al alcance del público, se hizo en una edición reescrita, que camuflaba la dimensión autobiográfica de los desesperados amores de los protagonistas.

Ahora son cinco actores los que rescatan el texto primigenio y lo hacen dirigiéndose ellos mismos, tal y como lo hacían las compañías del siglo XIX o de las dos primeras décadas del XX. Para Nicolas Bouchaud, uno de los intérpretes, "la pieza en sí misma pone en duda los roles de director, actor, iluminador... Hoy, al director se le concede una situación hegemónica y se le pide que lo haga todo: poner en pie el proyecto, buscar dinero, garantizar que el sentido de la obra esté claro, tener una lectura personal y pertinente del texto, reunir buenos actores, dirigirlos bien. Es mucho trabajo. Esa centralidad tiene que ver también con un cierto funcionamiento de las instituciones culturales".

Otro de los intérpretes, Valérie Dréville, comenta: "Tiene que pasar entre nosotros algo muy particular. Claudel contó con ello cuando escribió el texto. Hace falta ponerse de acuerdo de manera excepcional y profunda para poder interpretar la pieza con todas las contradicciones y oposiciones que contiene. Entre nosotros tiene que haber conflicto, pero no lucha". Para la actriz Charlotte Clamens, "el pecado del que habla Claudel no es el adulterio, sino el de no amar. Estima peor la tibieza moral que la pasión inmoral".

Otro de los acontecimientos de este Aviñón 2008 es la adaptación libérrima que Romeo Castellucci estrenará de la Divina comedia. La parte correspondiente al Infierno se dará en el patio del palacio de los Papas, la relativa al Purgatorio en el mercado agrícola y la dedicada al Paraíso llegará en forma de instalación en la iglesia de los celestinos.

Los visitantes a Aviñón también esperan mucho del Hamlet del alemán Thomas Ostermeier y del teatro político del flamenco Guy Cassiers, que en su estreno mundial de Atropa mezcla textos de Eurípides, Esquilo, George W. Bush, Donald Rumsfeld y Curzio Malaparte para proseguir su investigación sobre el poder. Y ya se verá lo que puede dar de sí el Ordet que dirige Arthur Nauzyciel o el estreno del Stifers Dinge, de Heiner Goebbels.

Imagen del espectáculo <i>Atropa,</i><b> sobre textos de Sófocles, Esquilo, Bush y Donald Rumsfeld.</b>
Imagen del espectáculo Atropa, sobre textos de Sófocles, Esquilo, Bush y Donald Rumsfeld.FESTIVAL DE AVIÑÓN

Los platos fuertes de un festín teatral

- Partage du midi, de Paul Claudel. Espectáculo dirigido por los propios actores. Cantera de Boulbon.

- La divina comedia, de Dante. Tres espectáculos del italiano Romeo Castellucci: Infierno (Patio de Honor del Palacio de los Papas), Purgatorio (Châteaublanc) y Paraíso (iglesia de los Celestinos).

- Atropa, de Tom Lanoye, bajo la dirección de Guy Cassiers. Un estudio sobre el poder, con textos de Eurípides, Esquilo, George W. Bush, Donald Rumsfeld y Curzio Malaparte. En la Ópera-teatro.

- Stifers Dinge , de Heiner Goebbels. En el espacio del Tinel de la Chartreuse.

- Hamlet , de Shakespeare. Dirigido por el alemán Thomas Ostermeier. Patio de Honor del Palacio de los Papas.

- Empire (Arts & Politics) , del colectivo Superama. En el Gimnasio Gérard-Philippe.

- Ordet (La palabra) , de Kaj Munk. Dirigido por Arthur Nauzyciel. E el claustro de los Carmelitas.

- Erase-E (X) . Espectáculo de danza de Anne Thérese de Keersmaker. Sala Benoît XII.

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