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El golpe más duro a las FARC

La rescatada contra el rescatador

Ingrid Betancourt no tiene claro aún su futuro: "He pensado que quisiera trabajar por Colombia, pero el final de mi vida lo creo en Francia". Ayer, ya más descansada, dejó en claro que no ha tomado la decisión de volver o no a la política. En sus primeras declaraciones había dicho: "Si sigo con la ilusión de servir a Colombia..., si desde la presidencia...; sólo Dios lo sabe".

El policía John Frank Pinchao, quien escapó de las FARC en abril de 2007 y compartió cautiverio con Betancourt, escribió en su libro de memorias: "[Ingrid] me decía que aún quería ser presidente de Colombia". En la selva diseñó un programa electoral de 190 puntos en el que contemplaba la idea de construir un tren de alta velocidad que uniera el norte y sur del país.

Si finalmente se postula como candidata en las presidenciales que se celebrarán en 2010, podría enfrentarse en las urnas a uno de los artífices de su libertad: el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.

Sin duda, el operativo de ayer es un paso gigante en la carrera de Santos. Él no ha ocultado nunca su interés de llegar a la casa de Nariño; fue el primero de la familia Santos, hasta hace poco accionistas mayoritarios del influyente diario El Tiempo, en romper el pacto tácito de no hacer política para mantener la independencia editorial.

En el año y medio que lleva al frente de su cartera se ha convertido en el ministro de Defensa más exitoso de los últimos tiempos. Ha combinado el uso del espionaje con jugosas recompensas para estimular delaciones y operativos constantes que le han marcado el paso a los hombres de las FARC.

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