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Reportaje:EUROCOPA 2008 | Semifinales: Rusia-España

La normalidad como éxito

Tras años de turbulencias, Luis ha conseguido un equipo con espíritu de grupo y ganas de títulos

Ramon Besa

A la selección española de fútbol siempre se le ha reprochado una manifiesta incapacidad para situarse al nivel de los clubes que compiten en la Liga y en Europa. Los éxitos en otros deportes de equipo y en lo individual se utilizaron también para castigar a la roja, denominación utilizada a veces de forma simbólica para combatir rasgos ideológicamente opuestos como puede ser el toro. El discurso ha servido más o menos hasta que España ha alcanzado las semifinales de la Eurocopa.

A la causa no parece haber contribuido precisamente la Federación Española, alejada de la modernidad, por más peso que su presidente tenga en la UEFA y en la FIFA, y reñida con el sentido común como se apreció ayer con Luis. El sainete vivido con la dimisión-renovación-salida del seleccionador es la expresión más evidente del desgobierno de la administración. Tampoco se puede decir que el equipo haya remado con el viento a favor desde la eliminación del Mundial 2006 y la fase de clasificación para la Eurocopa 2008.

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Hubo mucho ruido mediático alrededor de la lista de convocados, varias controversias respecto a ciertas causas particulares y el debate de siempre sobre las recurrentes cosas de Luis, de manera que la selección acudió, aparentemente, al torneo con una cierta improvisación y sin demasiadas expectativas de éxito. Incluso se extendió la sensación de que el discurso de España como selección de fútbol estaba agotado y se imponía una revolución. Ni funcionaba la causa colectiva, porque el concepto de la furia sonaba a casposo, ni se confiaba en el aura y liderazgo de un futbolista.

Así las cosas, los internacionales y el seleccionador hicieron vida propia, como si no pertenecieran a nadie más que al grupo que se imponía de forma natural desde la adversidad y el descrédito. La mala experiencia vivida sirvió para acabar con el culto al futbolista y a determinados valores excluyentes. No hacían falta héroes, ni tampoco salvadores patrióticos, sino simplemente un plantel de jugadores responsables y comprometidos con el balón y la zamarra y que compitieran sin ponerse interesantes ni ser trascendentes, sin necesidad de apelar al santoral ni de renegar para justificar el resultado, sin gritar.

Apareció entonces un grupo de amigos que juega muy bien al fútbol, de forma coral, que comparte gustos como los cómics y las series de televisión, juega a la play, para nada frustrados ni obcecados en cambiar la historia. La mayoría son transparentes y, desde la humildad y el trabajo, no necesitan de ningún código ni de comisión de capitanes; los conflictos se corrigen en público, sin capillitas ni conspiraciones. Nada mejor que el rostro amable de Silva para expresar la evolución de una selección que en su día vivió entregada al halo de Butragueño, al éxtasis de Raúl o a la determinación de Clemente.

Luis sabe más por viejo y sabio que por diablo, y su discurso de cascarrabias ha sintonizado más con los jugadores que con los amos y los opinadores. Ha generado las mejores condiciones para que salga un equipo competitivo, especialmente enriquecido por los futbolistas que juegan en Ligas extranjeras. Jugadores como Torres, Cesc o Xabi Alonso, ciudadanos políglotas que ya no comen sólo en Casa Manolo sino que frecuentan los restaurantes japoneses más acreditados de Londres. A partir de sus futbolistas, la selección se ha modernizado y contextualizado en la Eurocopa.

El torneo es el mejor en mucho tiempo. Con grandes partidos y el espíritu del juego colectivo y de ataque muy por encima de la adoración al becerro de oro y la endogamia. El propio Arshavin, señalado como la figura, ha dicho que no le conoce nadie, y Ballack no tiene rubor en decir que cuando vieron que las cosas no funcionaban se lo hicieron saber al entrenador. Muchos jugadores son personas normales y corrientes, como los muchachos de Luis, protagonistas hoy de la semifinal contra Rusia. La España de fútbol aspira a ganar como la de baloncesto, y si pierde se irá tan tranquila, como Holanda. Por fin es protagonista en la normalidad.

Los jugadores más famosos de la selección española (lalistaWIP)

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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