_
_
_
_
El fracaso de la prevención en los adolescentes

Los adolescentes piden ideas más claras e impactantes

"Los padres prohíben pero no predican con el ejemplo" - Jóvenes y expertos analizan porqué fracasan las campañas

Se sienten reflejo de la sociedad del momento: ni mejores ni peores que los adultos. Afirman no enterarse de la mayor parte de las campañas. Las quieren más lúdicas, pero también impactantes, para percibir el riesgo real de sus conductas. Son algunas de las valoraciones que comparten Maite Paz, Marta Otero, Iván, Janire y Ane, adolescentes de entre 15 y 19 años.

Más información
Las campañas no llegan a los jóvenes
"Hay que meter los mensajes en el ambiente de los jóvenes"
Concienciar, más que informar

Están de acuerdo con que mantienen conductas de riesgo, a pesar de tener más información que nunca. Ane, de 15 años, cree que la preocupación por el qué dirán determina esa pauta. "Actúan según lo que hagan sus amigos. No piensan en el riesgo". Maite apela a los mensajes incoherentes que les transmiten los padres: "Prohíben pero no predican con el ejemplo. Las campañas pueden tener cierto impacto, pero lo principal es lo que te inculcan en casa".

Entienden que la influencia de las campañas no es inmediata y creen que las experiencias directas -como conocer algún caso dramático- son más determinantes en su conducta. "Los mensajes son buenos, pero hay un paso hasta concienciarse. Pensamos que lo que muestran no nos va a pasar", opina Janire, de 18 años. Así, todos coinciden en que la clave de una buena campaña es que sea "chocante, que refleje lo que te puede pasar". "Tienen que enseñar la verdad. Ya vale de endulzar", concluye Marta.

Un anuncio impactante no pasará inmediatamente al olvido, como pasa con la mayoría. "Está claro que hace falta una mayor difusión en los ambientes en los que nos movemos", recalca Iván. Apenas se quedan con los anuncios de televisión de la Dirección General de Tráfico, y a ellos atribuyen en parte el descenso de accidentes que también perciben en su entorno. "Cada vez se hace más eso de turnarse para no beber y llevar el coche, aunque si los demás beben pueden distraer al conductor", opina Janire. Beben y toman drogas para "evadirse", y creen que la idea de "yo controlo", más frecuente en los chicos, es la que lleva a ser irresponsables al volante, coinciden.

En cuanto al sexo, apelan al "calentón y la emoción del momento" para justificar la falta de precauciones, pero también conocen casos de chicos que presionan a sus novias para no utilizar preservativo. Menos Ane, la más joven, todos coinciden en que los chicos siguen siendo machistas. "Siguen considerando a las mujeres de su propiedad", opina Marta. Atribuyen las altas cifras de violencia machista entre ellos a que las jóvenes denuncian más.

En la adolescencia cuesta afirmar la individualidad. "Es difícil no formar parte de algo. Y, como no hay apenas buenos ejemplos, la gente se sigue adhiriendo a malos hábitos como beber", critica Maite. Ella, abstemia, no ha sentido presiones para hacerlo, pero admite que sale cada vez menos porque se siente diferente a sus amigas. Ane también se reafirma en sus buenos hábitos: "Si me miran raro, me da igual. No quiero precipitarme".

Marta recuerda que quien no bebe "resulta extraño y queda excluido" y que lo mismo pasa con las parejas: "Si con 17 años no tienes novio te sientes fea, así que en parte te obligas a tenerlo", señala. En su caso, recuerda que con 14 o 15 años hizo muchas cosas para sentirse integrada, pero cree que a medida que pasan los años es más fácil ser una misma. "Si son tus amigos, te respetarán hagas lo que hagas", apostilla Janire.

La necesidad de reafirmarse explica también la homofobia. "Es la edad de hacerse los machitos", recalca Marta. Maite matiza que esa actitud es también reflejo de la población adulta, "pero la gente mayor es más políticamente correcta; no dicen tan claro lo que piensan".

Marisa Expósito, investigadora especializada en mercadotecnia social, coincide en criticar que las campañas no son continuadas en el tiempo y utilizan soportes, como la prensa escrita, que no llegan a los adolescentes. Lamenta además que no se evalúe si logran cambiar actitudes. Los mensajes "son demasiado generalistas: no se puede comparar beber con tomar cocaína". Otros ponen a la defensiva. "Si les llamas borregos, se reafirman en que beben porque les gusta".

Ritxar Bacete, experto en igualdad, propone introducir la perspectiva de género. "La mayoría de muertos en carretera son chicos. Hay que explicar que la masculinidad tradicional es un factor de riesgo", abunda. Los expertos llaman también a trabajar en ámbitos informales y utilizar nuevas técnicas. Daniel Zulaika recalca el éxito de los juegos de rol para escenificar cómo se negocia el uso del preservativo. Julen Zabala, de EHGAM, llama a formar a profesores y padres, y a reforzar "a los jóvenes que se sienten diferentes". Además, valora la visibilización que aportan los personajes gays en las series adolescentes. Kepa Otero reclama por último programas de intervención educativa "clara y militantemente antirracistas".

Las campañas

- Sanidad. Este mes ha presentado una campaña de prevención de enfermedades venéreas dirigida sobre todo a jóvenes y homosexuales. El Plan Vasco contra el Sida suele repartir preservativos en fiestas. La píldora postcoital se empezará a dispensar gratis con un condón de regalo.

- Emakunde. Tu mando es virtual, yo soy real, fue el lema empleado en noviembre para concienciar que las relaciones desiguales pueden ser la antesala de malos tratos.

- Berdindu. En el Día del Orgullo Gay del 2007, unos anuncios presentaban a Izaskun y a Alberto, un chico y una chica "de lo más normal... Iguales en derechos", que tenían novio o novia de su mismo sexo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_