"China es muy compleja. Yo ni intento entenderla"
Wayne Wang (Hong Kong, 1949) ríe. Y mucho. "Soy optimista. Me río con la vida. Mi padre era demasiado cínico y temeroso, y se amargó la vida". Con una carcajada estruendosa, impropia de un director de películas como Smoke, Blue in the face, El club de la buena estrella o La caja china. Ahora estrena The princess of Nebraska, rodada justo después de Mil años de oración, y basada, como ésta, en un cuento corto de Yiyun Li. "Al leer la historia descubrí que me explicaba mucho de lo que piensa la generación joven china, resolvía un montón de cuestiones de hacia dónde va China. Sigo completando mi alma china". Wang llegó a Estados Unidos a estudiar Medicina. Y allí se quedó, tras abandonar la universidad y pasarse al cine.
The princess of Nebraska forma una bisagra con Mil años de oración: dos puntos de vista de diferentes generaciones de chinos, emigrados a Estados Unidos, con diversas maneras de ver la vida. "Yo tendría la edad del padre de Mil años de oración. Pero aquí me apetecía mostrar a una chica [la protagonista de The princess of Nebraska], sin pasado a sus espaldas, que graba con su móvil creando su memoria. En el Festival de Toronto se proyectaron juntas. Pero me echaron a la cara que si en total eran tres horas, que si la gente se asustaría... Me salen mejor las pelis de dos en dos, ¿verdad? [se echa a reír]. Ya lo sé, ya". Así hizo al inicio de su carrera y con Smoke y Blue in the face.
¿Somos tan incultos los occidentales con China? "Los occidentales queremos simplificarlo todo -me incluyo porque vivo en EE UU- [piensa y sonríe]. China es muy compleja, con muchos matices, yo ni intento entenderla. Por ejemplo, Sharon Stone habló contra los Juegos Olímpicos. Quedó el mensaje antichino y eso duele a la gente de la calle, que es muy nacionalista".
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