Acaban las restricciones para las duchas de las playas y las piscinas
El tripartito deroga hoy las limitaciones, pero disiente sobre qué medidas mantener
Los barceloneses ya podrán regar sus jardines sin infringir la ley. Tras el intenso episodio de lluvias que ha colocado los embalses de la región barcelonesa al 53% de su capacidad, la Generalitat derogará hoy la prohibición de llenar piscinas, baldear calles, lavar coches y regar jardines con agua potable, algo que 5,5 millones de ciudadanos no podían hacer desde el pasado 4 de febrero, cuando las reservas estaban en el 23,6% y el Gobierno catalán implantó las restricciones para reducir el consumo hídrico. Por su parte, el Ayuntamiento de Barcelona permitirá que el agua potable fluya de las duchas de las playas. Así lo ratificó ayer el Consistorio, que no destinará agua de boca a baldear y limpiar las calles: el proceso se hará con agua freática, cómo viene sucediendo desde el 4 de febrero.
La Generalitat cederá en poco más: hay temor a que la silueta de los campanarios vuelva a emerger de los embalses debido a la falta de lluvias. Por eso se mantendrán las medidas que adoptó la Agencia Catalana del Agua para minimizar el impacto del consumo en el nivel de los pantanos, con la explotación de pozos y acuíferos y la reutilización de agua no potable. Ambas medidas aportarán ocho hectómetros al mes, lo que el área metropolitana se bebe en poco más de una semana.
Los contratiempos por la sequía, que formalmente ha concluido -los técnicos de la Generalitat la dan por superada cuando los embalses alcanzan el 50%-, no desaparecerán del todo. El Ejecutivo catalán estudia mantener ciertas restricciones para que no cunda la sensación de que hay vía libre para derrochar agua, una impresión que preocupa a la Generalitat, especialmente a las puertas del verano, cuando el consumo se dispara por el turismo y el uso de las segundas residencias. Tales medidas, que la Generalitat califica de "pedagógicas", deben definirse hoy pese a que siguen dividiendo al tripartito.
Los partidos que integran el Gobierno tuvieron ayer serias dificultades para ponerse de acuerdo en qué medidas de ahorro derogar y cuáles mantener. Todos coincidieron, eso sí, en que hay que relajar las restricciones. El partido que más empujó para mantener algún nivel de restricción fue Esquerra Republicana, mientras que el PSC abogó para regresar lo antes posible a la normalidad, aunque dejando alguna medida de ahorro, sobre todo de carácter "pedagógico". En cambio, en opinión de la portavoz de ERC, Marina Llansana, "muchas de estas restricciones deberían estar vigentes hasta el final del verano". Los partidos se emplazaron a llegar a un acuerdo en la reunión del Gobierno catalán que se celebrará hoy.
También se confirmó que el Ejecutivo revalidará hoy su compromiso para planificar una conexión entre la futura planta desalinizadora de Cunit con las redes de abastecimiento de Tarragona y de Barcelona, lo que sería una interconexión indirecta de los canales de abastecimiento de ambas ciudades.
Las quejas de Hereu
Barcelona ha sufrido varias crisis, pero son culpa de otros. Es la tesis que el alcalde de la ciudad, Jordi Hereu, defendió ayer en un acto de Tribuna Barcelona. Los problemas de la sequía, los apagones y la falta de infraestructuras tienen, precisó, culpables claros: la Generalitat y el Gobierno central, que carecieron de "visión de capitalidad" con Barcelona. "Antes de 2003, su política [la de la Generalitat y el Gobierno central] iba en contra de que Barcelona fuera la segunda capital del país", lamentó. Eso se superó hace un lustro, pero las consecuencias han seguido coleando en la ciudad, sostuvo. De ahí, añadió Hereu, los problemas que ha tenido que capear el Consistorio el último año. "El Ayuntamiento no es responsable", zanjó.
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