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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Cerco a Olmert

El primer ministro israelí, acosado por la justicia, ya no es interlocutor válido para nadie

El cerco se estrecha sobre el primer ministro israelí, Ehud Olmert. El quinto de los casos por el que se le investiga -siempre por apariencias de delito económico- podría ser la puntilla que forzara su dimisión, provocando la convocatoria de elecciones y, de paso, anulara toda posibilidad de que se firmara este año un acuerdo de paz con la Autoridad Palestina. La última acusación le atribuye el cobro de 150.000 dólares en sobornos de Morris Talansky, un judío millonario estadounidense. Talansky ha declarado a los jueces israelíes que era el propio Olmert quien reclamaba esas sumas, que él entregaba sin que mediara operación legal alguna que justificara su procedencia, ni su existencia. Si esos hechos se prueban, se trataría de un delito por el que la pena en Israel es de hasta 10 años.

El líder laborista, Ehud Barak, ministro de Defensa, trata de hacer encaje de bolillos amenazando a Olmert con retirar a su partido de la coalición de gobierno, para que éste dimita antes de que eso ocurra y le suceda un laborista al frente del Ejecutivo, evitando así la convocatoria de elecciones. Teme que el vencedor de los comicios fuera Benjamin Netanyahu, líder de la derecha total, el Likud. Y la ministra de Exteriores, Tzipi Livni, de Kadima, el partido centrista de Olmert, estaría encantada de ser la sucesora. Livni, según los sondeos, sería la vencedora de una eventual votación interna en el partido gobernante, que puede producirse esta semana, para decidir el sucesor del quemado Olmert. Es evidente, en cualquier caso, que el imparable acoso judicial al desacreditado primer ministro israelí anula prácticamente su capacidad de interlocución política.

La teoría más visitada es la de que Netanyahu destruiría todo asomo de negociación con los palestinos, como él mismo subraya con frecuencia. Aunque es cierto que con el jefe del Likud aún habría menos que negociar que con Olmert o Barak, es un hecho que las conversaciones israelíes con el presidente palestino Mahmud Abbas no han experimentado hasta ahora el menor progreso. Con toda probabilidad, el presidente Bush, a quien visita el primer ministro israelí la semana entrante, se va a retirar en enero de 2009 con el contencioso de Palestina tan envenenado como siempre, pese al solemnísimo compromiso de mediación estadounidense con que concluyó la cumbre de Annapolis en noviembre pasado.

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