Vinos de fuego y viento
En tierras de Lanzarote, donde el paisaje tiene el color de la noche, los campesinos cavaron hoyos profundos burlando el manto de los volcanes hasta dar con el suelo fértil. Dos o tres metros abajo, cada una en su corralito, las cepas centenarias crían sus racimos protegidas del viento por los muros cónicos de lava.