Un homenaje con las heridas reabiertas
El tripartito no ha logrado superar las reticencias del colectivo de víctimas a su política - El último crimen etarra ensombrece el segundo acto de reconocimiento
Con todas las heridas en carne viva se celebra hoy el segundo homenaje institucional convocado por el Gobierno vasco a las víctimas del terrorismo. Y en esa expresión caben tanto las que ha reabierto el atentado del pasado miércoles en Legutiano, en el que ETA asesinó con un coche bomba al guardia civil Juan Manuel Piñuel, como las que sangran en la relación entre el tripartito y Covite, la asociación de víctimas vascas.
Cristina Cuesta indica que "habrá otra ocasión si las cosas mejoran"
Urkijo: "Las víctimas son muy sensibles a los vaivenes políticos"
Ni la retirada del lehendakari Ibarretxe a un segundo plano (se limitará a entregar un recuerdo de homenaje a seis afectados en representación de todos los asistentes), ni los diez minutos que el colectivo pidió para expresar su opinión y les fueron inicialmente concedidos han evitado su retirada final por la humillación y despecho que les han causado otros actos, políticas, declaraciones y acciones del Gobierno.
A juicio de su presidenta, Cristina Cuesta, ese otro "día a día" del Ejecutivo, empezando por los mensajes ordinarios del propio lehendakari, desmiente el objetivo para el acto de hoy que ha proclamado la Dirección de Víctimas, cuya intención y credibilidad no pone en duda: dar prioridad a la deslegitimación del terrorismo. "No nos cabía ninguna duda, pero el acuerdo del pasado viernes en el Parlamento sobre las torturas nos reafirma en lo acertado de nuestra decisión", señaló ayer a EL PAÍS. "Eso no es deslegitimar al terrorismo, sino al Estado de Derecho que lo combate", añadió.
El acto de hoy del Kursaal parecía ir a marcar un hito de unidad, con la asistencia Covite y, consiguientemente, del PP, y a estrechar parcialmente el abismo que existe entre el tripartito y la entidad de Cuesta. Sin embargo, no será así. El esfuerzo realizado por la directora de Víctimas del Gobierno, Maixabel Lasa y su adjunto, Txema Urkijo, no ha podido impedir que el acto de hoy reedite las ausencias de su primera edición, al haberse desdicho Covite esta misma semana de la participación que comprometió hace un mes.
"Yo creo en la Dirección de Víctimas y en su voluntad. Habrá otra ocasión si las cosas van mejorando", aclara Cuesta, quien admite que la retirada ha requerido una reflexión "larga, laboriosa y costosa" e incluso suscitado en división en colectivo, aunque al final "se adoptó por unanimidad". La presidenta de Covite niega que pusiese su dimisión encima de la mesa si la junta directiva optaba por acudir al acto.
El asesinato de Piñuel y el protagonismo que tendrá en el homenaje un guardia civil herido de gravedad en 1984 pondrá hoy cierta sordina hoy a la ausencia de Covite y del PP. Y, además, muchos de sus asociados, como ya hicieron en el primer reconocimiento institucional, celebrado el 22 de abril de 2007 en Bilbao, acudirán hoy al Kursaal de todos modos. En esta ocasión tienen previsto ir también algunos de los integrantes de la junta directiva de Covite.
El colectivo pidió el jueves cuando oficializó su renuncia a acudir que se leyese hoy un comunicado en su nombre, propuesta que la Dirección de Víctimas ha rechazado, pues considera que ya se les brindó la oportunidad de expresarse y la declinaron, apuntó ayer Lasa.
Pero la correosa relación entre el colectivo vasco de víctimas y el tripartito, lastrada por un pecado original que se endosa directamente a Ibarretxe, está lejos de verse saneada.
La propia dirección de Lasa es consciente de ello y lo sufre. "La relación es ciclotímica. Los afectados por el terrorismo son muy sensibles a los vaivenes políticos", señala Txema Urkijo. Él mismo cita la hoja de ruta del lehendakari, la percepción de que buscan el apoyo de la izquierda abertzale para su proyecto político o la invitación a los familiares de presos de ETA a una campaña de Derechos Humanos como muestras, entre muchos otros elementos, de lo que abona el recelo que sigue subsistiendo.
Para la dirección de Víctimas, los conflictos en el Gobierno —el máximo exponente conocido fue el enfrentamiento con la Dirección de Derechos Humanos por el plan de Educación para la Paz—, el hilo fino con el que debe tejer cada paso dentro antes de salir al exterior, se prolongan luego en ese muro con Covite imposible de derribar.
No es casual que sea el colectivo vasco el que más se resiste, en contraste con la práctica totalidad de las otras asociaciones autonómicas de víctimas y fundaciones. Salvo la AVT y las fundaciones de víctimas del PP todas dan ya por bienvenido cualquier pago que se les haga a cuenta de una deuda histórica.
La explicación a esa mayor exigencia es simple: está precisamente en la condicion de vasco del colectivo, sin obviar la cercanía de algunos de sus miembros al PP. Eso lo que determina ese plus de dificultad añadida, porque son ellos, y no los afectados de otras autonomías, quienes ven de cerca el día a día del tripartito en otros terrenos muy sensibles para las víctimas.
En lo más reciente, los agravios discurren del citado Plan de Educación para la Paz, reconvertido por el departamento de Joseba Azkarraga en un plan genérico de educación en derechos humanos, hasta la última comparecencia de Ibarretxe el miércoles, condenando el atentado de Legutiano a la vez que insistía en su hoja de ruta, o el último pleno en que el Parlamento acusó, con los votos del tripartito, Aralar y EHAK, al Gobierno central de amparar la tortura.
Se trata de políticas que Covite considera que siguen dando cobertura política a los violentos y también económica al entorno que les arropa, a través de las subvenciones a los familiares de presos o a proyectos de promoción de los derechos humanos que, realizados por colectivos como Etxerat, se convierten para las víctimas en insulto.
La postrera invocación, también ayer, del PSE al PP ha sido tan baldía como los oficios de Lasa y Urkijo con Covite. "El PP no participa "del obsceno juego de la doble moral del Gobierno, que quiere contentar a víctimas y verdugos", dijo ayer su secretario general, Carmelo Barrio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Kale borroka
- Juan María Jáuregui
- Violencia callejera
- Víctimas terrorismo
- Atentados mortales
- Comunidades autónomas
- Atentados terroristas
- Entorno ETA
- Desórdenes públicos
- Administración autonómica
- País Vasco
- Eventos
- Delitos orden público
- ETA
- España
- Grupos terroristas
- Delitos
- Administración pública
- Terrorismo
- Justicia
- Sociedad