Un incordio de 'bloguera'
Predicar con el ejemplo y no con la retórica. Eso habría que decirle al presidente cubano, Raúl Castro, una vez que su Gobierno ha optado por la respuesta más pusilánime, el silencio, al no conceder a Yoani Sánchez el permiso para viajar a Madrid con el fin de asistir a la ceremonia de entrega de la 31ª edición de los Premios Ortega y Gasset, que tuvo lugar anoche. Sánchez, que
en apenas un año ha revolucionado el mundo de Internet con su blog Generación Y (desdecuba.com/generaciony), con más de cuatro millones de visitas el pasado marzo, fue galardonada en
el apartado de Periodismo digital. En el acto se leyó
un mensaje de esta filóloga de 32 años, que a través de la valentía, la sensatez y el humor, tres virtudes que por desgracia escasean incluso en las sociedades más libres, se ha convertido sin pretenderlo en una voz crítica del régimen, a pesar de que no le gusta que la consideren una ciberdisidente.
¿De qué tienen miedo las autoridades castristas para impedir que una cubana, que tan pronto habla a través de la Red de la lentitud de las reformas políticas como de la escasez de limones, responda con la cortesía debida a quienes le quieren premiar por sus comentarios frescos, que conectan con
la calle por encima
de esos sesudos
análisis que Fidel Castro ha empezado a difundir desde Granma tras su enfermedad?
Tiene toda la razón Yoani Sánchez cuando confiesa que aún falta bastante para que el castrismo se democratice (quizá sean palabras antitéticas), pese a algunas de las medidas anunciadas por Raúl desde que asumió formalmente la jefatura del Estado el pasado febrero.
La autorización a venir a Madrid de la joven bloguera, a la que el semanario Time
ha colocado entre
las cien personas más influyentes del mundo, era una prueba perfecta para comprobar la sinceridad del discurso supuestamente aperturista del castrismo en
esta nueva fase.
Los sistemas de partido único viven paralizados por el terror a cambiar. Pero en la soledad del poder bien saben quienes lo detentan que es difícil cerrar ventanas. Que prohibir y coartar
les hace todavía más débiles y ridículos.
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