Agua de mar para las piscinas

Cada año se construyen en Cataluña cerca de 11.000 nuevas piscinas. Y, pese a la grave sequía, el ritmo de construcción no ha cedido. Las nuevas instalaciones se sumarán al nutrido parque de la comunidad catalana, que cuenta con 150.000 espacios privados y públicos para darse un chapuzón. Barcelona, con el 40% de ellos, acapara una proporción muy superior a la que corresponde a sus vecinas Tarragona (27%), Girona (27%) y Lleida (6%).

Fuentes del sector explican que sólo una pequeña porción de todas las piscinas, alrededor del 15%, se llena cada año. El resto únicamente se vacía y se vuelve a llenar cuando deben realizarse en ellas tareas de mantenimiento, un proceso que en teoría se desarrolla cada cinco años. Teniendo además en cuenta que parte del agua se evapora, el consumo de agua de las piscinas roza los cinco hectómetros cúbicos. A título comparativo, la prolongación del minitrasvase de Tarragona prevé llevar a Barcelona cerca de 40 hectómetros.

Barcelona acapara 60.000 de las 150.000 piscinas de Cataluña

Las piscinas prefabricadas y de poliéster se dañan si están vacías

La sequía y la creciente toma de conciencia sobre la necesidad de ahorrar toda el agua que se pueda hace que el sector barrunte qué hacer. La Federación de Asociaciones de Fabricantes de Equipos y Construcciones de Piscinas, Saunas y SPA (FAP) señala que está en conversaciones con la Agencia Catalana del Agua (ACA) para buscar alternativas que eviten recurrir al agua de la red. Fuentes de Fluidra, uno de los mayores fabricantes de piscinas del mundo y que tiene sede en Cataluña, apuntan que una de las soluciones que se han estudiado es la de llenar las piscinas que lo deseen con agua de mar, que podría ser o no tratada y que podría transportarse en cubas.

El Ayuntamiento de Barcelona ha suspendido los trabajos de mantenimiento en varias piscinas municipales porque éstos obligaban a vaciarlas para después volver a llenarlas. Buena parte de las piscinas -sobre todo las prefabricadas, que corren el riesgo de que la presión de la arena de alrededor las dañe, o las de poliéster, que se estropean en caso de que se les acumule agua debajo- no pueden permanecer vacías. De ahí la búsqueda de alternativas. Junto con el mencionado transporte de agua salada, los fabricantes estudian recurrir a agua depurada, que requeriría un tratamiento específico para ser utilizada para el baño, y agua regenerada, que también sale de las depuradoras pero que es sometida a un proceso de tratamiento adicional que permite usos urbanos o agrícolas. En las conversaciones entre el sector y la ACA todavía no se ha hablado del coste de estas iniciativas, pero fuentes de Fluidra aseguran que las empresas que además de fabricar piscinas también ofrecen servicios de tratamiento del agua "están dispuestas a colaborar, pero tampoco trabajarán gratis".