Los Derechos Humanos a través de 32 películas

A comienzos de los años noventa, la joven estudiante Bai Xuemei es secuestrada y vendida como esposa a un granjero de un pueblo remoto del norte de China. El director Li Yang retrata esta historia de explotación femenina en Colinas ciegas, la película que abrirá el próximo viernes la sexta edición del Festival de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián.

Este filme, que el público podrá ver por primera vez en España y que narra una lacra todavía habitual en ese país, dejará paso hasta el día 25 a otras 31 películas (17 largos más y 14 cortos), que abordan hasta 18 cuestiones relacionadas con los derechos fundamentales. Precisamente por su defensa, el productor y guionista Elías Querejeta recibirá el segundo premio del festival, que desde este año tiene como sede el Teatro Victoria Eugenia.

Si hay un derecho fundamental, es el derecho a la vida. La muestra prestará especial atención a las víctimas del terrorismo a través de dos filmes. Sin vendas en la memoria, de Manuel Palacios, da voz a 12 personas que rememoran el día en que un atentado de ETA les cambió la vida. "Es una de las películas en las que con más libertad se deja hablar a las víctimas", opinó ayer el director del festival, José Luis Rebordinos, al presentar la programación.

Morir en Jerusalén, firmada por Hilla Medalia, recuerda cómo la israelita de 17 años Rachel Levy fue asesinada por una terrorista suicida palestina de su misma edad. La película cuenta este episodio para explorar luego el dolor de las familias de ambas jóvenes y llevar a la pantalla el encuentro entre sus madres.

La lista de derechos conculcados es muy amplia. Lo saben bien los homosexuales que viven en países musulmanes. El director musulmán y gay Parvez Sharma ha recogido su dura realidad, muchas veces de forma clandestina, en otra de las películas que se proyectará en el festival: A Jihad for love.

El pase del filme estonio Klass, de Ilmar Raag, pondrá sobre la mesa el análisis del matonismo escolar. El corto FGM, de Jon Garaño, denunciará la ablación genital. Y Paisito, la cinta que cerrará la muestra y en la que Ana Díez recuerda desde el presente el golpe de Estado de 1973 en Uruguay, servirá para reflexionar sobre la memoria histórica.