_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Sargento Franco

El Ayuntamiento de Pelayos de la Presa (2.209 habitantes), regido por el PP con mayoría absoluta, abortó el viernes en un Pleno la moción del PSOE para cambiar de nombre a la plaza del Generalísimo. Piden que se llame plaza de la Constitución. Los populares votaron en contra y dejaron con dos palmos de narices a los socialistas y a la gente sensata en general. A estas alturas de la democracia, parece un desatino que la plaza del pueblo esté dedicada a uno de los mayores enemigos de la institución democrática en el siglo XX.

Cuando hace 30 años se empezó a expurgar el callejero franquista, el actor canario José Manuel Cervino tuvo una feliz ocurrencia que nadie puso en práctica. Cervino proponía que no se eliminara a Franco de las calles, plazas y avenidas, sino que se le rebajara de graduación: en vez de generalísimo, sargento a secas. En la misma onda estaba Tierno Galván cuando le pedían que quitara la estatua ecuestre de Franco de Nuevos Ministerios: susurraba que estaba bien para que la gente no se olvidara nunca de ese señor, y que cada cual le dijera lo que quisiera. Algo así como un espacio libre para despotricar a gusto.

Más información
El generalísimo se queda en Pelayos

Cuando hace unos años se retiró la estatua de marras, también hubo propuestas razonables de estilo netamente cerviniano que fueron desechadas. Una: que se quitara sólo al señor de arriba, pero que siguiera el caballo sin jinete marcando el camino del hipódromo. Otra: que se quitara sólo el caballo, pero que el señor siguiera montado en una cabra. No sería de extrañar que, habida cuenta del topónimo local y el talante de sus regidores, Pelayos de la Presa volviera a resucitar a los Flechas y Pelayos, rama infantil del Frente de Juventudes. A sus órdenes, mi sargento. Prietas las filas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_