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Israel rompe un tabú al aprobar la donación de órganos

La batalla nada soterrada entre los laicos israelíes y un amplio sector de los poderosos rabinos, entre los avances de la medicina y la fe, vive un nuevo episodio. Tres décadas de debates entre científicos, dirigentes religiosos y políticos han sido necesarias para propiciar una ley de donación de órganos en el Parlamento hebreo, aprobada esta semana. Y como sucede siempre que se aborda la salvación de una vida judía, la polémica ha brotado con virulencia. Especialmente entre los jefes religiosos originarios de Oriente y los de Occidente. El más prominente de los rabinos sefardíes, Ovadia Yossef, ha dado el visto bueno a una ley que debería servir para paliar la alarmante escasez de donaciones en Israel.

El concepto que alimenta el debate es el de muerte cerebral. Es el instante decisivo para retirar los órganos del donante, cuando todavía late el corazón. A juicio del rabino sefardí Haim Amsellem, "el fin de la actividad cerebral equivale a la muerte. Desde el momento en que una persona es declarada fallecida, está claro que la donación salva vidas y es un imperativo religioso". "Una persona con muerte cerebral es una persona viva", ha replicado el diputado Moshe Gafni, del partido Unidad por la Torá y el Judaísmo, que representa al electorado askenazi, los judíos procedentes de Europa central.

Recelo popular

La mayoría de la opinión pública recela de la donación. En 2007, las autoridades sanitarias pidieron permiso a 145 familias para que donaran los órganos de un pariente. Sólo 61, el 42%, aceptaron, en un país donde viven 5,5 millones de judíos y 1,5 de árabes (En España a tasa de permisos ronda el 85%). La prueba de fuego para el impulso de la legislación será que los rabinos partidarios promulguen edictos en los que establezcan que la donación es conforme al judaísmo.

Nadie duda de que se requerirá mucho tiempo para que esta práctica cale entre la población, a pesar de que algunos rabinos ya cuentan con la tarjeta de donante. Los fieles creen que el cadáver debe ser enterrado con todos sus órganos, porque a la llegada del Mesías resucitará el cuerpo intacto. Por ejemplo, la fundación Zaka recoge hasta el más mínimo resto de los cadáveres tras un atentado terrorista o un accidente de tráfico.

Los rabinos Yosef Shalom Elyashiv y Zalman Auerbach cargaron las tintas contra la nueva ley: "Es derramamiento de sangre. Hay gente que quiere ajustar la ley judía al mundo moderno y permitirse expresar opiniones contra la ley judía pura en asuntos que incumben a la vida humana", han escrito.

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