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Reportaje:

Mejorar el sabor del tomate

Semillas Batlle se centra en la investigación y el mayor valor añadido para reactivar su negocio

Muy pocas empresas se sobreponen a un proceso concursal, a la antes llamada suspensión de pagos. Semillas Batlle es una de esas excepciones. En junio de 2006 presentó el concurso con un pasivo de 9,5 millones de euros y a finales de 2007 logró un acuerdo con los acreedores sobre casi el total de la deuda. La compañía de la familia Batlle, con 205 años de historia a sus espaldas, se ganó la confianza de los bancos con un plan de reestructuración ya ejecutado y otro para reinventar la empresa: abandonar una producción en masa, potenciar la semilla de mayor valor añadido y vender tecnología a otros países.

Ahora, el plan ha echado a andar. La compañía invertirá 600.000 euros a lo largo de este año, la mayor parte destinada a su planta ilerdense de Bell-Lloc d'Urgell, para mejorar los almacenes de control de unidades, los sistemas de humedad y otras tecnologías. Y también para potenciar su área de I+D en el laboratorio de Lleida, donde un equipo formado por tres ingenieros agrarios, un biólogo y varios peritos se las ingenia para lograr que las semillas den frutos más sabrosos, más pequeños, o más grandes, de colores más vivos. Pero, sobre todo, que la lechuga sepa más a lechuga, y que el tomate sepa más a tomate. "Y cuando encontramos la semilla que mejora el sabor de ese tomate, la registramos enseguida", explica Ramon Batlle, gerente de la compañía, que da trabajo a una cincuentena de personas y tiene la sede en Molins de Rei.

La firma ha logrado un acuerdo para levantar la suspensión de pagos

"Nos dirigimos a la horticultura semiprofesional, a la producción limitada, que se había perdido, el futuro es producir tomate del Montseny, pimientos de Padrón, borraja, judía perona, judía del ganxet...", añade.

La investigación en la horticultura también va dirigida a lograr semillas que necesiten menos agua, dados los problemas cada vez más acuciantes de sequía, y a la producción ecológica, "para lograr que sea fácil y auténtica", destaca Batlle.

La implantación de la Política Agraria Común (PAC), la atomización del sector y la invasión en el mercado de semillas no certificadas en las últimas campañas agrícolas no han dejado a la empresa muchas más opciones que esta apuesta por la verdura y la hortaliza más selecta. Los Batlle han abandonado para siempre la gran producción de las semillas de cereal, cuyos márgenes de beneficios se han reducido ostensiblemente, para centrarse en la investigación sobre el cereal: lograr la fórmula perfecta para una buena semilla base y la autorización para comercializarla, para cobrar entonces por los royalties (el uso de esta tecnología). La compañía tiene previsto vender sus inventos a los países a los que ya exporta, como Portugal, Argelia, Marruecos, Italia, Grecia y Estados Unidos, entre otros. Semillas Batlle también tiene interés en América Latina, pero la fortaleza del euro respecto al dólar disuade a la empresa de desembarcar en este mercado ahora.

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El plan, que se completa con la apertura de delegaciones comerciales en toda España, debe servir para abandonar las pérdidas económicas de los últimos años y para pagar la deuda a los acreedores en un plazo de 10 ejercicios, según el acuerdo alcanzado por la compañía, asesorada por el bufete Sorroca Serrano.

Semillas Batlle espera superar este año los siete millones de euros de facturación y alcanzar los 10 millones en 2010.

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