ELA pierde el pulso con Inclán

La tercera jornada de huelga general en poco más de un mes que ayer vivió Osakidetza se saldó con un mal balance para los sindicatos que la convocaron y, especialmente, para ELA. La central nacionalista, en su condición de sindicato mayoritariodel sector, con el 42% de representación en la mesa de negociación, se ha convertido en el abanderado de la movilización contra el Servicio Vasco de Salud en demanda de una mejora de condiciones laborales. ELA ha trasladado al terreno de la sanidad la apuesta por el conflicto que mantiene en otros sectores a la hora de negociar.

Apenas un 6,35% de los trabajadores (1.355 de 21.747) secundó el paro de ayer, lo que supone menos de la mitad que en la anterior huelga, la convocada el pasado 21 de enero (15,7% de seguimiento), que a su vez resultó muy inferior a la del 29 de enero (28%).

El consejero ha superado el reto en plenas vísperas de las elecciones

ELA y LAB suman una representación del 60%, lo que dificulta el acuerdo

La respuesta de la plantilla a este tipo de movilizaciones va cayendo en picado, después de que se hayan descolgado de la unidad sindical centrales como SATSE (enfermería), CCOO y SAE (auxiliares de enfermería). El Sindicato Médico de Euskadi (SME) no participa en ningún paro desde que el pasado junio cerrase su propio acuerdo.

ELA, LAB, UGT y ESK se mantienen aún en la batalla, pero cada vez resulta más claro que el conflicto se está reduciendo a un pulso entre ELA y el Departamento de Sanidad, dirigido por Gabriel Inclán. UGT y ESK no tienen voto en la mesa sectorial, mientras que LAB ha tenido que destituir a los delegados que se encargaban de la negociación hasta la semana pasada porque se habían mostrado proclives al acuerdo con Osakidetza. Ahora ha situado en sus puestos a dos hombres del aparato del sindicato.

Aunque el consejero no pudo finalmente desactivar esta última huelga, convocada tres días antes de las elecciones, sí ha salvado los muebles: el coste electoral para su partido, el PNV, va a resultar pequeño en comparación con lo que hubiese supuesto un paro con una gran respuesta. La sensación entre los ciudadanos de que los hospitales y centros de salud funcionaron prácticamente con normalidad, casi como si no hubiese huelga, jugó a favor de Inclán en un momento en el que han surgido algunas voces críticas dentro de su partido con su gestión, aunque no han trascendido de forma pública.

A pesar del pinchazo, ELA tiene garantizado el apoyo de LAB, con lo que en conjunto suman el 60% de representación en la mesa sectorial. Osakidetza ha reiterado su intención de conseguir un acuerdo de condiciones laborales que sea refrendado por la mayoría para así garantizarse la paz sindical por unos años, pero, por ahora, esa opción resulta complicada.

La portavoz de ELA, Nere Urrestarazu, advirtió ayer de que el conflicto sigue vivo y recordó que ninguno de los sindicatos que se han descabalgado de las movilizaciones ha firmado aún un acuerdo. Las centrales convocantes no dieron cifras concretas del seguimiento, aunque sostuvieron que había sido "alto" a pesar de los fuertes servicios mínimos impuestos por el Gobierno.

La dirección de Osakidetza llamó a la tranquilidad al conjunto de la plantilla y destacó el dato de que más del 92% de los trabajadores habían acudido a sus puestos de trabajo, lo que demuestra su apueata por que las dos partes sigan negociando sin que las movilizaciones entorpezcan ese diálogo.