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D'Estienne explora la perversión nazi de crear el ario perfecto

Aurora Intxausti

Una deuda familiar, la necesidad de investigar en torno a Lebensborn, el programa de las SS para crear una raza pura, y la fascinación por la maldad del nazismo fueron razones suficientes para que Nicolas d'Estienne, de 34 años, escribiese Huérfanos del mal (Plaza & Janés). El escritor relata en la novela las escalofriantes historias que escondieron las paredes de las maternidades nazis que se crearon con el cometido de "producir" una raza pura. Las mujeres eran elegidas por su belleza y fueron emparejadas con oficiales de las SS para que procreasen hijos de rasgos arios. No siempre todo resultaba perfecto, y la imperfección de cualquier bebé significaba su muerte. En seis páginas, D'Estienne relata el nacimiento de un niño con labio leporino y describe cómo el médico fue capaz de matarlo pinchándole el cráneo ante los ojos de la madre.

"Fueron alrededor de 25.000 los nacidos en esas 'granjas' humanas"

"No era suficiente que sus genes fuesen puros. Los niños no podían tener ningún rasgo de debilidad", indica el autor. D'Estienne no puede evitar recordar la sensación de angustia que vivió cuando visitó una de las maternidades que los alemanes eligieron para ese proyecto. "Es imposible olvidar que los nazis encarnaron el mal absoluto y, al ejercerlo, llegaron a unos niveles que te despiertan de golpe con sólo recordarlos. Por duro que fuera, no podía dejar de abordar un asunto tan espinoso. El fenómeno del proyecto Lebensborn se ha tratado poco en la ficción y, sin dejar de ser una aberración, era un tema que me interesaba aun cuando me situase al borde del abismo", señala el joven escritor. Aquellos niños que nacieron en esa especie de "granjas", víctimas inocentes del Tercer Reich, fueron "como ratones de laboratorio". Hoy tienen entre 60 y 70 años y D'Estienne no quiso entrevistarlos para no remover el dolor. "He construido el libro con bibliografía y, según los datos que he podido consultar, los nacidos en esa especie de granjas humanas fueron alrededor de 25.000". El autor ha pasado dos años investigando sobre ese periodo de la historia.

D'Estienne, sobrino de un miembro de la Resistencia asesinado en 1941, ha creado un perturbador thriller que ha sido traducido a 11 idiomas. En Huérfanos del mal, el escritor entremezcla tres relatos para que el lector pueda ir construyendo su propia historia como si de un puzzle se tratase. El libro se inicia en 2005 en París cuando la periodista Anaïs Chaudoy acepta una oferta de un coleccionista noruego para indagar sobre los niños Lebensborn. "Ser un niño de ese macabro proyecto es casi peor que ser un huérfano. Muchos de ellos saben que nacieron como resultado de un experimento científico y otros prefieren ignorar su procedencia para evitar asumir un hecho tan doloroso como el de su procedencia".

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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