Nuevas naciones para la fresa
Llega a los campos de Huelva el primer grupo de temporeros de Ucrania
Han necesitado tres días de carretera a través de Europa, para trabajar en los campos de Huelva. Tres días de viaje desde Lviv, en el oeste de Ucrania. Ayer llegaba a Huelva el primer contingente de trabajadoras contratadas en origen ese país por los empresarios agrícolas onubenses, para la presente campaña, que comenzó en enero y donde ya trabajan miles de marroquíes, búlgaras y rumanas. La avanzadilla de esta primera experiencia laboral con Ucrania fue tímida: sólo un autobús de 43 jornaleros, mayoritariamente mujeres. Una de las pasajeras era Natalia Didukh, de 30 años. "Vengo para trabajar y conseguir dinero", dice en ucranio, ya que no sabe ni una palabra de castellano. "El trabajo ya lo conozco. En Polonia he trabajado también en la fresa", explica.
"De las 3.000 que queríamos contratar, llegarán 300 o 400 como mucho"
No se esperan muchos más autobuses que transporten temporeras ucranias. En total, las distintas organizaciones agrarias, pensaban conseguir unas 3.000 firmas de contratos en el país. Pero la mayoría, según informan fuentes del sector, sólo han logrado entre el 10 y el 12% de lo que tenían previsto. La partida de ayer pertenece a los grupos contratados por la asociación Freshuelva, que planeaba lograr un total de 1.674 contratos y tendrá que conformarse, con suerte, con una orquilla de entre 175 y 200 trabajadores.
Las cifras son una verdadera decepción para los empresarios agrícolas, que habían depositado muchas ilusiones en este país ex soviético como un posible nuevo vivero de trabajadores inmigrantes, después de que los polacos y los rumanos -cuya presencia en los campos de Huelva era mayoritaria desde hacía años- perdiesen interés en trabajar en los invernaderos onubenses. El responsable de las contrataciones a inmigrantes de Asaja en Huelva, Félix Sanz, es bastante pesimista. "Creo que de las 3.000 que queríamos contratar las distintas asociaciones, llegarán unas 300, o como mucho se rondarán las 400".
Los agricultores todavía se preguntan las razones de este fracaso. "Yo, sinceramente, no me lo explico. Ucrania es un país eminentemente agrícola cuya población emigra. Y nuestras condiciones salariales y laborales son buenas para ellos", recalca Sanz. Los peones contratados en origen que trabajan en Huelva cobran, por convenio, alrededor de 900 euros al mes y residen en unas viviendas dispuestas, por lo general, en las mismas fincas. "Quizás se hayan dado dos problemas", prosigue Sanz, "por un lado es posible que no hayamos encontrado los lugares idóneos para realizar la selección; pero por otro lado, existe una realidad que yo creo que es clave, y es la desconfianza; no se terminaban de creer que lo que les ofrecíamos era real. Además está el problema de que no existe un acuerdo bilateral sobre esta materia migratoria entre los dos países", recuerda Sanz.
A pesar de todos los problemas y los sinsabores, el presidente de Freshuelva, José Manuel Romero afirma que el día de ayer podía considerarse como un hecho histórico, puesto que de alguna u otra manera, se había conseguido traer trabajadores de un nuevo país. Trabajadores como Mykhail Horal, de 32 años, uno de los pocos hombres del contingente de braceros. "Actualmente estoy desempleado en Ucrania, pero sé lo que es trabajar en el campo", dice en su propio idioma.
En principio, Mykhail cumple con el perfil que buscan los agricultores cuando realizan las selecciones de trabajadores: que tengan un conocimiento mínimo del trabajo en el campo y cuenten con algún tipo de carga familiar en su país que les obligue a volver una vez cumplido el contrato. Dicho retorno es fundamental para asegurarse un puesto de peón en la campaña del año próximo.
La conversación con Mykhail es corta. En seguida llega un vehículo para llevarle a la finca donde trabajará. Uno de los españoles que viene a recoger a otro grupo es Francisco Romero, responsable de personal de Grufesa. "La primera idea que teníamos era la de contratar a 400 ucranios y al final nos quedamos con 31. Y a ver si vienen...", se queja. Romero señala que ese déficit lo subsanará su empresa ampliando los contratos a marroquíes, la nacionalidad que mayoritariamente va a trabajar en Huelva esta campaña, con unas 16.000 braceras.
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