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La UPV pide formar más médicos para atender la demanda de Osakidetza

Los dos organismos negocian la mejora de la docencia en los hospitales

La escasez de personal sanitario es una situación que preocupa seriamente en el Servicio Vasco de Salud. El pasado año todos los grupos del Parlamento pidieron a Sanidad que detallara cuántos especialistas requiere Euskadi (el departamento cifró las necesidades en 1.112 médicos, en la previsión más expansiva) y solicitaron que se aumente el número de plazas de Medicina, una de las carreras con una nota de corte mayor (8,11 este curso) y en la que más estudiantes preinscritos se quedan fuera. La Facultad de Medicina de la Universidad del País Vasco (UPV) ha solicitado al Rectorado que el próximo curso oferte 300 plazas, frente a las algo más de 200 habituales.

"Hay menos aspirantes al MIR que plazas, lo que afecta a la calidad"
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Tanto el Rectorado como el Decanato de Medicina han eludido informar sobre un tema que, en plena crisis de Osakidetza, consideran especialmente delicado. Pero miembros de la Junta de Facultad han adelantado a EL PAÍS la petición de aumentar las plazas. Si el Rectorado la acepta, la trasladará al Consejo de Coordinación Universitaria, órgano del Ministerio de Educación que tiene la última palabra en cuanto a reparto de plazas.

La petición coincide con el afán de la ministra de Educación, Mercedes Cabrera, por aumentar en toda España un 40% la matrícula de Medicina, algo que los decanos, reunidos el pasado fin de semana en Alicante, aseguraron que se podrá alcanzar en cinco años. Además, la limitación de estudiantes, sostiene el catedrático de Medicina y ex jefe del servicio de Endocrinología del Hospital de Cruces José Antonio Vázquez, reduce la calidad, "porque ahora hay menos aspirantes al MIR que plazas, por lo que cualquiera puede sacarlas".

Osakidetza ha reconocido la falta de especialistas en Pediatría, Endocrinología, Psiquiatría, Dermatología y tres cirugías (pediátrica, torácica y vascular). Pablo Sanjurjo, director del departamento de Pediatría de la UPV y médico del mismo hospital, subraya la gravedad del déficit en su especialidad, ocasionado por el incremento de la natalidad y la mayor atención a los niños. "Un tercio de plazas de pediatra de atención primaria se están cubriendo con médicos de familia. Más que importar médicos extranjeros, urge una planificación interna para generar recursos propios", señala.

Sin embargo, es una comisión nacional la que fija el número de plazas por especialidad, por lo que la posibilidad de la UPV de equilibrar por sí misma oferta y demanda es limitada. El pediatra, en cambio, cree que un buen convenio entre la Universidad y Osakidetza daría margen para abordar el problema, y espera que los estudiantes se guíen por la demanda a la hora de elegir especialidad, "de la misma manera que optan por carreras con más salidas laborales". Ana Hernández, estudia 5º de Medicina en la Unidad de Basurto, no tiene claro qué especialidad elegirá, aunque le atrae Ginecología. "Ante todo haré lo que me guste, pero la falta de especialistas sería una motivación más para elegir una especialidad", señala.

No obstante, hay quien cuestiona la capacidad de la UPV para formar a más estudiantes. "¿Cómo vamos a atender a cien alumnos más si con menos ya hay dificultades para hacer bien las prácticas?", advierte Sanjurjo. "Los hospitales vascos son asistenciales, no están preparados para la docencia. Cuando les lleguen cien estudiantes más, imaginemos lo que pasará". El director de Pediatría de la UPV pide que, como ocurre con el MIR, todos los médicos cobren un plus por dedicarse a la docencia (ahora sólo lo hace el 10%). En una carrera que dura más de diez años entre la licenciatura, el MIR y la especialidad, resulta necesario hacer previsiones a largo plazo. "Habrá que adaptar las aulas, los laboratorios... y planificar bien las prácticas, porque a la gente tampoco le gusta que 40 estudiantes irrumpan en la habitación de su hijo enfermo", apunta Sanjurjo.

Mientras que José Antonio Vázquez insiste en mejorar la comunicación entre la atención primaria y los especialistas, Sanjurjo apuesta porque los estudiantes hagan prácticas también en los ambulatorios. "Así conocerían la medicina de batalla y contribuiría a descongestionar los hospitales. Sería bueno involucrar a los médicos de familia en la docencia", señala.

A la estudiante Ana Hernández le agrada la idea, porque en los ambulatorios, dice, "ves el primer contacto con el paciente, la medicina real". Al endocrinólogo, en cambio, le parece de difícil concreción: "Está muy bien en teoría, pero a un médico que recibe 50 consultas a la hora en su consulta no le puedes cargar con un estudiante que le va a preguntar sobre cada paso que dé".

Un convenio esperado

Los profesores de Medicina de la UPV coinciden en criticar la falta de un convenio entre la universidad y Osakidetza, porque perjudica la docencia en los últimos años de carrera, cuando las clases se dan en unidades docentes situadas en los hospitales. La estudiante Ana Hernández se queja de que las obligaciones docentes del personal sanitario no estén delimitadas. "Los médicos no nos hacen ni caso, parecemos un estorbo. Tiene que haber un sistema que asegure que nos atiendan", exige. Según han confirmado fuentes de Sanidad, ambas instituciones han creado en enero un grupo de trabajo interno para avanzar hacia tan esperado convenio.

"La UPV es la única universidad española que no tiene un convenio con el Servicio de Salud de su comunidad. Los médicos enseñan por vocación, no porque se les remunere o una estructura orgánica se lo ordene. Los jefes de servicio tenemos esa obligación, pero lo nuestro es dar clases magistrales, no podemos entretenernos en enseñar cómo se palpa una tripa", sostiene el endocrinólogo. Para el pediatra Pablo Sanjurjo, un buen acuerdo permitirá cubrir carencias formando estudiantes en centros de salud donde las especialidades deficitarias estén presentes.

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