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Reportaje:

Homenaje a las mujeres sujeto

La Xunta presenta un libro que reúne los perfiles de 50 investigadoras gallegas

Acaba de terminar el acto con las palabras de la conselleira de Educación y las 50 mujeres sujeto que aparecen en el libro, una de ellas la propia Laura Sánchez Piñón, catedrática de genética de peces, se juntan en el estrado para inmortalizarse en la consabida foto de grupo.

Cuando rompen filas, después de los flashes, las afinidades se notan en los corros que se forman. María del Carmen Guisán (catedrática de Econometría. A Coruña, 1947), se une a Inmaculada Paz Andrade (catedrática emérita de Física Aplicada. Pontevedra, 1928) y a María Tarsy Carballas (profesora ad honorem del Instituto de Investigacións Agrobiolóxicas de Galicia. Taboada, 1934). "¡Llevábamos tanto tiempo hablando de que había que hacer este libro y mirad, ya nos lo han hecho!", exclama hecha unas pascuas la profesora Guisán. "Es que era el momento", le responde Carballas. "Porque estamos viviendo una transición académica y social muy importante", continúa la economista, "las mujeres hemos protagonizado una revolución...". "Sí, sí, una revolución, pero la mayoría sin quererlo", concluye tajante, severa como siempre (pero hoy más sonriente), Paz Andrade.

"Cuanto más fuerte es una universidad peor lo tienen en ella las mujeres"
La mayor sorpresa fue la actuación de Bea, de OT, en el acto de la Xunta

Ayer en el hostal de los Reyes Católicos, todas, hasta las profesoras más hueso, estaban contentas. Al fin un homenaje. Al fin un reconocimiento en forma de libro, tanto para las "pioneras" en edad de jubilación como para las más jóvenes que han podido volver a Galicia después de tener que emigrar, con su cerebro de equipaje, a otra parte. Investigadoras galegas, de la periodista Iolanda Casal, recoge los perfiles de medio centenar de estas mujeres y, según advierte la autora, quedan fuera, para otro volumen, al menos otras tantas. La más veterana es la algebrista María Josefa Wonenburger (Oleiros, 1927). La benjamina, la economista María Luz Loureiro (A Pontenova, 1972).

Desde la Filosofía Moral hasta la Inteligencia Artificial, desde la Física de Partículas hasta el Derecho, la Química, la Historia o las Telecomunicaciones. Las señoras que aparecen en el libro son una muestra de ese 40% de personal femenino que compone los equipos de investigación en Galicia y también de ese 14% de catedráticas que hay en España. De momento, ninguna se ha sumado a la nómina de 33 mujeres que han recibido el Nobel, frente a los 705 hombres que estuvieron en Suecia recogiendo el premio. Pero es que, además de hembras, las investigadoras de este libro son gallegas.

"A veces, no te discriminan tanto por el sexo como por el lugar de origen", protesta Guisán: "El 75% del dinero que destina el Estado a promover la investigación se queda en Madrid y Barcelona, y no porque allí haya más científicos y más y mejores proyectos". En Galicia, según dice esta profesora de la Universidad de Santiago, "llevamos 40 años recibiendo poco más del 3% de los fondos cuando, por nuestro trabajo nos correspondería al menos el 7%".

Sin embargo, en Madrid, y no en Galicia, han estado los tribunales académicos "más machistas" de la historia. "Cuanto más fuerte o más clave ha sido una universidad, peor lo han tenido en ella las mujeres, porque los tribunales siempre han sido cien por cien masculinos", asegura Paz Andrade. Por eso tantas, como Tarsy Carballas, terminaron entrando en el CSIC, "donde la discriminación era mucho menor". Y de hecho muchas escogían carrera, más que por vocación, "en función de las becas que ofertaba el Consejo Superior de Investigaciones Científicas".

El homenaje de la Xunta fue una cosa bastante rara pero eminentemente femenina. Los hombres eran minoritarios. Muchos menos, incluso, que los alumnos varones de la Universidad de Santiago, récord español en porcentaje de alumnas (65%). Y lo más varonil que hubo en el salón del Hostal fue la voz en off que iba presentando a las intervinientes.

Lo demás, desde Margarita Lorenzo Cimadevila, la pintora que por encargo de la Xunta diseñó un mural con 100 caracolas para la ocasión, hasta la cantante que amenizó el acontecimiento, se expresaba en género femenino. Quizás fue lo más comentado de la jornada, o lo que causó más sorpresa en los primeros minutos, la actuación de Bea, la gallega de Ponteceso que participó en Operación Triunfo. Aunque ayer dejó claro que no le gusta que se lo recuerden. Bea cantó a Whitney Houston y a Pasión Vega. Una canción de amor en inglés y otra en castellano sobre una mujer maltratada por la vida. No había muchas conexiones entre estas letras y tanta ciencia como en la sala había. O puede que sí.

Al final, lo que ninguna de las mentes preclaras que se apretaban en el acto fue capaz de contestar es cuándo dejarán de ser anécdota. Cuándo resultará absurdo y redundante un libro como éste. "Ésa es una pregunta muy, muy difícil", contesta Tarsy. "Por ahora es bueno que escriban de nosotras", concluye Guisán: "En el momento en que los negros pasan a ser los protagonistas, es bueno ser negro... A pesar del Ku Klux Klan".

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