Alemania registra por fraude fiscal las casas de 1.000 ricos
El servicio secreto pagó cinco millones a un confidente por un DVD con datos
La fiscalía de Bochum inició en la madrugada de ayer la ola de redadas esperada desde que el pasado jueves salió a la luz el mayor escándalo fiscal de la historia alemana. Decenas de inspectores de Hacienda, ocho fiscales y cientos de policías participaron en una operación simultánea en Fráncfort, Múnich, Hamburgo, Stuttgart y Ulm. El objetivo: residencias y despachos de los 1.000 acaudalados sospechosos de la masiva evasión fiscal mediante fundaciones en Liechtenstein destapada por los servicios secretos alemanes. El gran fraude, que puede alcanzar los 4.000 millones de euros, quedó al descubierto mediante la compra de un DVD a un confidente por unos cinco millones. Se esperan 125 nuevas redadas esta semana.
El dimitido presidente del consorcio logístico Deutsche Post, Klaus Zumwinkel, se llevó el primer golpe. Su sonada detención el pasado jueves fue la obertura para un escándalo que podría arrastrar a muchos otros miembros de las élites financieras y, según algunas informaciones, también a figuras del deporte o el espectáculo. De momento, anónimos: tras la detención del magnate, la fiscalía opta por la reserva. Las autoridades evitan así posibles fugas y dejan tiempo para que los implicados se entreguen. Han tenido tres días para sopesar el riesgo de aparecer en el DVD, en cuyo caso la confesión les evitaría las consecuencias más graves.
Fuentes de la investigación confirman el deseado efecto de la detención en directo de Zumwinkel. Un funcionario declaró al diario económico Handelsblatt: "Ahora se amontonan las autoinculpaciones". De extenderse el miedo, es de esperar que se conozcan más nombres de delincuentes confesos.
También esta semana podrán medirse las consecuencias diplomáticas del escándalo. La visita del primer ministro de Liechtenstein, Otmar Hasler, a Berlín permitirá a la canciller Angela Merkel exponer su plan para drenar las ciénagas alpinas que sirven a los millonarios alemanes para evadir fortunas.
Los cinco millones de euros que, según diversas fuentes, pagó el servicio secreto exterior alemán (BND) a un confidente por el DVD son una ganga comparados con los cientos de millones que el fisco espera recaudar. El banco LGT, propiedad de la Casa Real de Liechtenstein, denuncia que ha sido un robo. Los abogados de Zumwinkel dudan de la validez de las pruebas, pero no explican por qué su cliente habló tras la detención. El portavoz del Gobierno, Ulrich Wilhelm, insistió ayer en que al BND "le fue ofrecida la información sin haberla pedido".
El diario berlinés Berliner Zeitung indicaba ayer que el BND llevaba años preparando la maniobra mediante el soborno de altos ejecutivos de la banca de Liechtenstein. De ser cierto, las autoridades habrían alimentado la ficción del único informante anónimo para evitar tensiones diplomáticas con Liechtenstein.
El escándalo social provocado es, en todo caso, mayúsculo. Entre tanto, Deutsche Post eligió ayer al sucesor del malhadado Zumwinkel: Frank Appel, el delfín al que ha favorecido.
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